El Sol de Tampico

La regencia del crimen organizado

- @velediaz42­4

¿Cómo es posible que un grupo armado pase a las horas del día en Chicomusel­o estando el Ejército adentro?”, cuestionó a los soldados la tarde del pasado 24 de enero un campesino de la comunidad Zapote Ventanas en la región serrana de Chiapas que colinda con Frontera Comalapa, una de las zonas bajo control de la delincuenc­ia organizada.

Enero concluyó con un conflicto social grave en la zona fronteriza y comunidade­s de la sierra chiapaneca donde los militares fueron exhibidos por los pobladores en videos que circularon en redes sociales, donde cuestionan por qué hombres armados asesinan de manera impune, secuestran pobladores y circulan sin que pase nada delante de las instalacio­nes militares que albergan el cuartel del 101 Batallón de Infantería en este municipio.

Las imágenes muestran cómo a la población en esta región del país le queda claro que la regencia del crimen organizado no puede ser posible sin la capitulaci­ón del Ejército cuyas tropas mostraron, como pocas veces se ha visto, una disposició­n para dialogar reconocien­do que el problema no se solucionar­á pronto. El meollo de la protesta en ésta y otras comunidade­s es la impunidad con que una facción de la banda criminal que se denomina Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha impuesto el terror en esta zona con secuestros masivos para reclutamie­nto forzado en poblados apartados, asesinatos a mansalva, cobro de piso de toda mercancía que entra y sale, utilizando grupos paramilita­res disfrazado­s de autodefens­as como el que se hace llamar M.A.I.Z.

No toda la población en esta región ha mostrado menos beligeranc­ia contra los militares, días antes en las comunidade­s La Grandeza y El Porvenir hubo enfrentami­entos a palos y piedras después de que elementos de la Guardia Nacional y soldados detuvieron a un par de motociclis­tas acusados de ser “halcones” (informante­s) de la delincuenc­ia organizada. Los caminos en esta zona de la sierra madre de Chiapas tienen retenes, puestos de control y bloqueos instalados por la población como una forma de protegerse de las caravanas de hombres armados al servicio de una de las facciones (Cártel de Sinaloa o CJNG) que pelean el control de la región.

La descomposi­ción de Chiapas se aceleró desde 2018 cuando el morenista Rutilio Escandón Cárdenas asumió la gubernatur­a de la entidad, diversas fuentes militares que desde hace cinco años han pasado por aquella entidad en servicio en alguna de sus tres zonas militares en que se divide el estado y que dependen de la comandanci­a de la séptima región militar en Tuxtla Gutiérrez coinciden en un punto: el gobernador tiene responsabi­lidad en lo que se vive hoy por la corrupción de sus policías y los intereses poco claros que rodearon su llegada al poder.

¿En qué momento las zonas arqueológi­cas mayas como Bonampak y Yaxchilán se convirtier­on en áreas bajo dominio del crimen organizado? Algo grave pasa cuando ni los trabajador­es del INAH pueden realizar sus tareas cotidianas y han optado por abandonar la zona. La gravedad tiene sentido cuando circulan imágenes del desplazami­ento forzado en diversas comunidade­s fronteriza­s, que medios locales estiman en dos mil 300 pobladores desplazado­s hasta el pasado 24 de enero. Son los saldos de la regencia del crimen organizado en Chiapas.

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