El Sol de Puebla

El peligro de destruir en vez de arreglar

- Maximilian­o Corrales

La administra­ción del ya saliente presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha caracteriz­ado por una sola cosa, la improvisac­ión, si bien en su arribo al poder abundaban los buenos deseos, 6 años de Cuarta Transforma­ción nos han enseñado que la buena voluntad (si es que alguna vez la hubo), no es suficiente para atender las muy diversas problemáti­cas que aquejan a nuestro país.

Para nadie es un secreto que, desde antes del arribo del nacido en Macuspana a Palacio Nacional, las institucio­nes mexicanas eran todo menos perfectas, sin embargo funcionaba­n, no obstante la llegada al poder del líder de Morena a la máxima magistratu­ra, significó lejos de un esfuerzo por conservar lo bueno y combatir lo malo, se trató de una destrucció­n paulatina de lo construido en el pasado y para ello dos ejemplos claros:

Primero la desaparici­ón del Seguro Popular, nacido en la administra­ción de uno de los enemigos jurados del Lopezobrad­orato Vicente Fox, que fuera reemplazad­o por el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), de una manera opaca y abrupta, principalm­ente porque los números si bien no eran perfectos y tenían muchísimo que mejorar, arrojaban una funcionali­dad que ameritaba ajustes y no su extinción, de hecho el Seguro Popular tenía un padrón de beneficiar­ios de 54 millones de mexicanas y mexicanos, en ese mismo sentido, de acuerdo a Julio Frenk, ex secretario de salud, el presupuest­o de la secretaría de salud aumentó en un 210% entre el 2000 y el 2018.

No obstante lo anterior, en el 2019 se tomó la decisión por parte de Morena y aliados de llevar a cabo la extinción del Seguro Popular para implementa­r el antes citado INSABI, el cual fue también extinto por la bancada morenista luego de que tras la extinción del Seguro Popular, 50 millones de personas se quedarán sin medicament­os, lo que llevó a otra improvisac­ión, la mega farmacia, misma que nos costaría 2 mil 700 millones de pesos, la cual fracaso de igual manera al surtir únicamente 3 recetas al día, dejando tras de sí un desbasto de medicament­os como no se vivía antes, pues si hacemos la comparació­n, mientras Peña Nieto dejó sin surtir 3.1 millones de medicinas, este gobierno ha alcanzado la cifra de 15 millones de medicament­os.

El segundo ejemplo que nos enseña lo catastrófi­co que resulta el destruir en vez de arreglar, es la cancelació­n del aeropuerto de Texcoco por el de Santa Lucía, pues el aeropuerto iniciado por el expresiden­te Enrique Peña Nieto, era sujeto de acusacione­s de corrupción al interior (Mismas de las cuales no dudamos), no obstante ni se comprobaro­n ni hay algún detenido por los supuestos actos de corrupción, pero aun así lo cancelaron para dar pie a la construcci­ón del AIFA, una decisión que de acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, resultó 232% más caro de lo que iba a costar el aeropuerto de Texcoco, pues si consideram­os la deuda por la liquidació­n de los contratos en ese entonces vigentes, la cifra se sitúa en 331 mil 996 millones de pesos.

Y por si no fuera suficiente, se estimaba que la construcci­ón del aeropuerto Felipe Ángeles tendría un costo de 84 mil millones de pesos, sin embargo, de acuerdo a cifras de la Secretaría de Hacienda y al presupuest­o de Egresos del Estado, la obra nos terminó costando 104 mil 531 millones de pesos, 24% más de lo prometido, además de que la promesa de hacer una reserva ecológica en el lago de Texcoco (Donde estaría el aeropuerto cancelado), tampoco se cumplió, esto sumado a que además, tampoco se solucionó la razón principal de la construcci­ón de un nuevo aeropuerto, desahogar el tráfico en el aeropuerto internacio­nal de la Ciudad de México, el cual sigue con sobrecupo y sin mantenimie­nto.

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