¿Qué nos queda?
Terrible situación de México en el 2024, ¿han pensado los actores políticos, qué siente la ciudadanía? VERGÜENZA, sí la verdad da vergüenza lo que sucede, pero ¿por qué es que puede suceder?, es la pregunta real. Es de admirar a nuestro presidente, por su capacidad de haber entendido las carencias de este pueblo, y saber con clara inteligencia qué debía hacer para dominar y tomar el control, para hacer el bien. Sin embargo, la gente se fue arrinconando a lados muy opuestos y delicados que hoy son el motivo de este repudio entre clases, el tiempo nos dirá. Somos mexicanos y queremos estar mejor, nuestras ideas conservadoras o liberales no deben estar por arriba de nuestra nación. Yo, soy mexicano de cepa y liberal de estirpe, pero eso no quita respeto al de enfrente y por encima de todo está el ser humano y sus derechos.
¿No se dan cuenta los actores y la gente que estamos tirando a la basura años de guerras y peleas, por seguir buscando quién tiene el poder? Por favor, el asunto no es quién gana, sino quién se atreve a hacer cambios, a transformar o como se le quiera llamar, porque le duela a quien le duela, nuestro actual presidente, hizo cambios, y pensó en el futuro, mismo que quizá ahora no es visto por todos. Estamos siendo incapaces de leer la historia y por ende estamos siendo incapaces de creer en nosotros mismos. Lo que debemos hacer es proponer, mejorar, perfeccionar, fortalecer y no caer en la tentación de denostar y mucho menos agredir porque más perdemos en tiempo y esfuerzo que avanzando. Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen y el mundo entero ha sufrido un proceso de aprendizaje histórico, de época, de moda o de necesidad. El cambio, la transformación es minuto a minuto y depende de cada uno.
Estamos a 25 días de tener las elecciones democráticas más importantes de la época, ya que estas elecciones definirán el rumbo de una pequeña fracción de nuestra historia futura, sin embargo si definirán en gran medida el camino a seguir a corto plazo e impactará en las generaciones próximas a decidir justamente, porque paradójicamente serán quienes definan realmente como se imaginan este país, este estado, es decir su entorno más cercano. Seguramente serán las últimas elecciones con tanta propaganda impresa, porque en seis años más estaremos muy probablemente con la comunicación casi instantánea con la mayoría de los ciudadanos ya que las redes sociales han incrementando su participación exponencialmente y los que hoy tienen doce años prácticamente en seis años serán los nuevos votantes. Seguramente también nos encontraremos con mayores legislación al tema y esperamos que con menos agresión y hostigamiento mediante los medios electrónicos.
Lamento lo sucedido al candidato en el supuesto allanamiento a su domicilio o el de sus vecinos. Esperemos que los hechos se esclarezcan en breve y no escale la ola de agresiones de cualquier índole y sobre todo esperemos que no se haya fabricado o utilizado un hecho para subirlo a la arena política, porque de ser así girara como un bumerán a su origen y puede significar la diferencia para el próximo 2 de junio en la entidad. La gente de cualquier colonia, lamentablemente estamos expuestos a los índices delincuenciales no contenidos por los municipios que no olvidemos son los responsables directos de salvaguardar la integridad de nuestro hogares. Que no se repita este suceso en casa de ningún poblano, sin importar su profesión, creencia, corriente política, o género; apostemos por transformar las ciudades en nodos seguros.
Como ciudadanos aprovechemos estos 25 días para escuchar o leer algo sobre los postulantes, como políticos en busca del voto, sea ustedes y hagan ver lo que los mueve, esa es lo que puede marcar la diferencia porque con toda razón la gente se cansa de tanta propaganda y bombardeo de noticias en estos noventa o sesenta días de competencia por mostrar quién puede ser el mejor capacitado para representar o dirigir los intereses públicos. No olvidemos que eso es justo lo que sucede ahora, hay gente buscando trabajo en las vacantes que se abren cada tres o seis años frente al servicio público y somos los ciudadanos los que decidimos quien o quienes ocupan esos cargos.