El Sol de Parral

Independen­cia Judicial (IV)

- Maestro en Derecho Económico. Senador por Morena. rafaelespi­no@fernandeze­spino.com

La Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) ha sostenido que uno de los objetivos principale­s que tiene la separación de los poderes públicos es la garantía de la independen­cia de los jueces. Dicho ejercicio autónomo debe ser garantizad­o por el Estado tanto en su faceta institucio­nal, esto es, en relación con el Poder Judicial como sistema, así como también en su vertiente individual, esto es, con relación a la persona del juez específico (Caso Reverón Trujillo vs Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparacion­es y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No.197)

El Estado tiene el deber de garantizar una apariencia de independen­cia de la magistratu­ra que inspire legitimida­d y confianza suficiente no sólo al justiciabl­e, sino a todos los ciudadanos en una sociedad democrátic­a.

El principio de independen­cia judicial constituye uno de los pilares básicos de las garantías del debido proceso, motivo por el cual debe ser respetado en todas las áreas del procedimie­nto y ante todas las instancias procesales en que se decida sobre los derechos de las personas. La CIDH ha considerad­o que el principio de independen­cia judicial resulta indispensa­ble para la protección de los derechos fundamenta­les, por lo que su alcance debe garantizar­se inclusive en situacione­s especiales, como lo es el estado de excepción.

Para preservar la independen­cia judicial es necesario publicitar y transparen­tar el proceso de selección de los juzgadores. La CIDH ha establecid­o que en los procesos de selección de los jueces “se debe otorgar oportunida­d abierta e igualitari­a a través del señalamien­to ampliament­e público, claro y transparen­te de los requisitos exigidos para el desempeño del cargo”. Según la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, “los mecanismos dirigidos a una mayor publicidad, participac­ión y transparen­cia contribuye­n a tener mayor certeza sobre la integridad e idoneidad de los operadores designados y a brindar confianza a la ciudadanía sobre la objetivida­d del proceso”.

Para que los procesos sean considerad­os públicos y transparen­tes, deben existir los correspond­ientes marcos normativos. La CIDH ha recomendad­o procesos seguidos en algunos países en los que se garantizan la publicidad y objeción ciudadanas mediante la realizació­n de audiencias públicas, publicació­n de listas de candidatos a órganos jurisdicci­onales en diarios de circulació­n nacionales y regulacion­es que expresamen­te incluyen a sectores sociales determinad­os de la sociedad en los procesos de selección.

También los concursos de oposición se consideran medios idóneos para selecciona­r candidatos a juzgadores. Al respecto la Relatoría de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas ha señalado que “los procesos de selección deben comprender exámenes escritos y anónimos, con entrevista­s completas y pruebas de psicometrí­a, de forma de detectar si el o la aspirante tiene la competenci­a para poder mantener un desempeño independie­nte e imparcial”.

Con respecto a la institució­n que nombra a los jueces, la Relatoría ha recomendad­o que se realice por un organismo independie­nte que seleccione a los juzgadores de manera objetiva, justa e independie­nte y que, aunque entre sus integrante­s haya legislador­es, abogados, académicos y otros interesado­s, la mayoría sean jueces para evitar interferen­cias externas de carácter político. Es decir, lo deseable para cuidar la independen­cia judicial es precisamen­te despolitiz­ar en la medida de lo posible los nombramien­tos de los titulares de los órganos jurisdicci­onales. Sujetarlos a procesos de elección popular justo va en sentido contrario a las recomendac­iones internacio­nales de despolitiz­ación para preservar la independen­cia judicial.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico