Rompiendo Paradigmas
La semana pasada
hablábamos sobre el liderazgo transformacional, ese del que hoy en día debemos de desarrollar en todos nuestros supervisores o coordinadores de personal, y veíamos algunas características como visión inspiradora, es decir tomar en cuenta a todos los miembros del equipo no solo en la toma de decisiones desde la estrategia, ya que recuerden que el tamaño de la meta dependerá el tamaño de las acciones.
Si verdaderamente queremos alcanzar una meta retadora, de esas que dejan una doble satisfacción, así tendrán que ser las acciones que implementemos para lograrla, hablábamos además de la innovación y la creatividad, ya hay mucho avanzado, hoy con la maravilla de la tecnología, las mejores prácticas las encuentras en un clic, pero si esa mejor practica la adecuas a tus necesidades, si le pones un toque personal, si le agregas valor desde la construcción con varias ideas, seguramente desarrollarás una actividad o acción súper interesante, retadora, innovadora y creativa, el líder debe de llevarte a buscar eso, a transformarte, a actualizarte y a retarte, y aquí me conecto con el desarrollo personal al que el líder debe de aspirar para todos los miembros del equipo, y no solo es preocuparse, sino ocuparse, es decir buscar alternativas de crecimiento, incentivar al estudio, al desarrollo es decir proporcionar oportunidades de aprendizaje y crecimiento, tanto en el ámbito profesional como en el personal. Esta inversión en el desarrollo individual contribuye al crecimiento continuo de la organización, pero sobre todo de las personas.
El líder transformacional apuesta por el cambio de manera constante, ya que está dispuesto a desafiar el status quo y a liderar iniciativas que impulsen mejoras considerables.
La adaptabilidad y la disposición para adoptar nuevas ideas son características fundamentales para este tipo de liderazgo.
Autoconciencia y la aprender y adaptarse.
La estimulación positiva debe de ser una característica del líder, forma parte del llamado pensamiento positivo, es decir, de la capacidad de centrarse en los aspectos positivos de las cosas y de las personas. En este sentido, podemos decir que es un tipo de motivación bastante común y conocida. Se basa en el principio de que incluso los fracasos dan lugar a experiencias valiosas.
Parte fundamental de la tarea de un buen líder transformacional es reconocer esas experiencias y hacerlas notar. Hay muchas formas de recurrir a la estimulación positiva. La más sencilla y directa es resaltar directamente los aspectos positivos. Sin embargo, en algunos casos la frustración es tan grande que los colaboradores no están dispuestos a reconocer sus propios logros. En esas situaciones, quizás lo más conveniente es plantear la estimulación positiva como una serie de preguntas, al estilo de “¿Qué te llevas de esta experiencia?”.
De esta forma, los colaboradores encuentran los aspectos positivos por sí mismos, cosa que los deja más dispuestos a reconocerlos.
Siempre somos más permeables a nuestras propias ideas que a las de los demás; el líder positivo aprovecha eso para guiar a sus colaboradores hacia ideas beneficiosas. Nos leemos la siguiente semana. disposición para