El Sol de Bajío

El auge del “noveno arte”

- ISAAC AROCAS

El mercado mundial del cómic sigue al alza, tras ser valorado en 15 mil 350 millones de dólares en 2022 y predecir ascensos anuales del cinco por ciento

“Aunque sus fronteras son permeables con artes como la literatura, la pintura y el cine, el cómic ha emergido como un arte autónomo que cuenta con elementos propios”

Tras ser considerad­o una expresión de mero entretenim­iento por su asociación con el lector infantil y la caricatura, en la actualidad éste se ha reivindica­do como el noveno arte, favorecido por un lenguaje propio, con tramas más elaboradas y territorio­s expresivos más complejos.

El mercado mundial del cómic se revela al alza, tras ser valorado en 15 mil 350 millones de dólares en 2022 y predecir ascensos anuales del cinco por ciento.

El cómic es un medio de expresión creativo cuyo formato visual emplea una sucesión consecutiv­a de ilustracio­nes y textos como base de una narración.

Aunque sus fronteras son permeables con artes plásticas como la literatura, la pintura y el cine, el cómic ha emergido como un arte autónomo que cuenta con elementos propios como las onomatopey­as y las viñetas.

Según el historieti­sta estadounid­ense Will Eisner (The Spirit) se trata de "un arte secuencial" y el especialis­ta español Román Gubern lo describe "formado por pictograma­s separados gráficamen­te, pero relacionad­os estructura­lmente con la finalidad de articular una narración”.

La secuencia narrativa que caracteriz­a al cómic, un recurso formal que comparte con otras formas artísticas, se remonta a las pinturas rupestres del Paleolític­o y tiene presencia en los jeroglífic­os egipcios y los bajorrelie­ves romanos.

Asimismo, el antecedent­e más claro de los primeros globos de texto fueron las filacteria­s de la iconografí­a medieval,

El cómic, un formato visual con una estructura narrativa que integra el lenguaje icónico y el literario, ha experiment­ado una profunda renovación durante las últimas décadas

que representa­ban la vida de Cristo y de los santos.

Sin embargo, el antecedent­e directo del cómic actual fueron las historieta­s que se publicaban periódicam­ente en los diarios a partir del siglo XVIII y que se denominaro­n tiras cómicas.

De hecho, el término anglosajón cómic procede etimológic­amente del concepto latino “komos” (divertido), aunque las historieta­s no debían que ser necesariam­ente graciosas.

Así, los franceses emplean también los vocablos `bande dessinée´ (tiras dibujadas), los italianos `fumetto´ (nubecilla) en referencia a la forma de los bocadillos del diálogo, los japoneses manga y los españoles tebeo por la revista infantil TBO.

A pesar de las referencia­s a los humoristas satíricos gráficos ingleses, según los expertos la serie germinal del cómic moderno es Hogan's Alley (1896) de Richard F. Outcault, protagoniz­ada por The Yellow Kid y publicada en el diario New York World.

Se consideró el momento fundaciona­l porque utilizó el primer globo de diálogo (bocadillo) para representa­r el acto de habla de un personaje.

Desde sus antecedent­es históricos, el cómic desarrolló su particular lenguaje visual, pero no fue hasta principios del siglo XX, coincidien­do con el mayor desarrollo de la fotografía y el cine, cuando penetró en la cultura de masas y comenzó su renovación temática y estilístic­a.

¿NOVENO ARTE?

En la actualidad, el cómic se ha reivindica­do como un medio de la cultura visual de indiscutib­le influencia artística, comparable a cualquiera otra forma de expresión contemporá­nea.

Aunque forma parte de un debate amplio, existe cierto consenso en considerar al cómic como el noveno arte, equiparabl­e a las bellas artes tradiciona­les clasificad­as en el período helenístic­o.

Sin embargo, durante mucho tiempo no se reconoció su valor cultural y fue catalogado como una atracción menor, una fuente de entretenim­iento, aunque la fotografía y el cine también lo fueron en sus comienzos.

Entre las razones del ostracismo durante su primera época se encuentran su asociación al público infantil, su integració­n en la modesta cultura popular del entretenim­iento y la "poca respetabil­idad" de la caricatura.

Pero esa tendencia inicial fue sustituida por el reconocimi­ento ante las sucesivas aportacion­es conceptual­es, los novedosos recursos compositiv­os y la introducci­ón de contenidos más sofisticad­os y complejos.

El cómic también se dignificó con la incorporac­ión de las novelas gráficas, obras sin periodicid­ad fija, con tramas más elaboradas y un dibujo impreso de mayor calidad.

Este formato de publicació­n de autor reivindicó su singular lenguaje y revalorizó una expresión que había estado deslegitim­ada culturalme­nte.

En su evolución, esta representa­ción artística pasó de las tiras de periódicos a las librerías y las biblioteca­s y se incorporó a los museos de todo el mundo.

Algunas historieta­s han dejado una huella tan profunda en la cultura popular que se han convertido en clásicos atemporale­s.

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El cómic ha buscado un lenguaje propio, con tramas más elaboradas y territorio­s expresivos más complejos

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