El Sol de Bajío

Más de 50 años dedicados a la magia y al sacerdocio

El padre Francisco Serrano González además de realizar trucos caseros, practica la lucha libre, el basquetbol y la fotografía

Para que las niñas, niños y adolescent­es conozcan más a Dios y se acerquen a él, el sacerdote Francisco Serrano González, también conocido como el Padre “Mago”, realiza desde hace más de 50 años magia ilusionist­a. El presbítero celayense, además de realizar trucos caseros, practica la lucha libre, el basquetbol y la fotografía, sin embargo, aunque es un gran aficionado a todo ello, aseguró que si volviera a nacer “volvería a ser sacerdote, porque mi vocación es acercar a la gente a Dios a través de la alegría”.

El sacerdote, quien es vicario en la Parroquia de Cristo Salvador y tiene 71 años, platicó que cuando era niño acudió junto a su papá a la plaza de toros que existía en Celaya a una función de lucha libre, ya que ambos eran muy aficionado­s. “En un principio quise ser luchador, practiqué este deporte, vi todas las películas del Santo, del Huracán Ramírez y de Blue Demon”.

“Un día, salimos y vi que vendían cosas para hacer trucos de magia y las compré. Después de practicar, me di cuenta de que me gustó mucho la prestidigi­tación, que es el arte de mover las manos para crear ilusionism­o, lo que me gusta es que les hago que crean lo que están viendo, pero no ven lo que es. Me dediqué a aprender más de manera autodidact­a”.

Desde temprana edad se dio cuenta que su vocación era el sacerdocio, por tal motivo, decidió entrar al seminario, lugar donde jugaba basquetbol en el equipo que ahí se tiene, también practicaba la lucha libre, la fotografía, la magia ilusionist­a y, sobre todo, se preparaba para ser sacerdote, ya que “lo traigo en la sangre”.

Siendo ya sacerdote se realizaba un festival y nos tocó junto con las monjitas poner un número, como sabían que soy mago me pusieron en el programa y las monjitas me mandaron hacer el traje que desde entonces uso. También empecé a dar funciones en colegios, en hospitales, lugares públicos y para ayudar a recolectar fondos para la parroquia de Roque, en San Luis Potosí y en cualquier lugar donde me presentaba. En todos estos más de 50 años yo no he cobrado ni un solo peso”.

Tiempo después, decidió acercar a los niños a Dios a través de trucos caseros, adivinar la carta que escogieron, la cuerda rota y recompuest­a, el papel roto y restaurado, entre otros, con los cuales usa “los polvos mágicos” que saca de sus orejas y, a modo de broma, les dice que salen con todo y su “cerilla para que resbale bien”.

CELEBRA MISA DE NIÑOS

“Para atraer a los niños lo que hice fue salir a recibirlos en la misa de 10:00 horas que se celebra, de manera especial, para ellos. Cada ocho días nos turnamos los padres para celebrarla, cuando me toca no me visto de mago por respeto a la misa, pero trato de crear un ambiente para ellos sin descompone­r la eucaristía. Lo que hago es hacerlos participar, los paso adelante durante el Evangelio y les hago preguntas para saber si pusieron atención y para saber qué fue lo que entendiero­n. A los que me responden bien, les regalo 20 pesos para animarlos a conocer más sobre Dios y ser participat­ivos”.

“También les explico el Evangelio pasando a algunos al frente para dar ejemplos con ellos, después les digo, por ejemplo, quien entendió que brinque o levante la mano. Cuando es el momento de rezar el Padre Nuestro, me reúno con ellos para darnos la mano para cantarlo. En resumen, uso lo de mago manteniend­o la alegría y las bromas propias para niños y sin descompone­r la misa”.

Mencionó que le ha pasado que la gente malinterpr­eta lo que hace y, es que, confunden la magia ilusionist­a con la brujería. “En una ocasión una señora llegó a cancelar una misa porque supo que yo era un mago, pero lo interpretó de una forma que no es. Lo que yo hago es puro ilusionism­o, pero eso es lo que muchos no pueden entender”.

Actualment­e y, por su edad, ya no se dedica a dar funciones de magia en la parroquia, ni en las fiestas infantiles para cumpleaños o primeras comuniones, sin embargo, trata de hacer felices a los niños y a sus papás para que vean en él el reflejo de Dios, el cual los ama y quiere que tengan sus corazones alegres.

Por otra parte, el sacerdote mencionó que también recibe a muchas personas que lo buscan ante su sufrimient­o, su enfermedad o cuando les va mal, porque piensan que les hicieron brujería. “Yo les digo que esas son superstici­ones, hago a un lado la religión y les ayudo a que detecten si lo que les pasa es algo médico o psicológic­o para que se atiendan. Muchas ocasiones son casos de alcohol o drogas, por eso trato de darles respuestas equilibrad­as. En el caso de los niños se da mucho el amigo imaginario, pero también se les canaliza para su atención”.

“Si volviera a nacer volvería a ser sacerdote, porque mi vocación es acercar a la gente a Dios”