El Sol de Bajío

Segundo piso... Solo faltan

- Gerardo Mosqueda M. gmg@gerardomos­queda.com.mx

unos meses para que nos encontremo­s en la realidad de decidir si queremos seguir siendo un país de confrontac­ión entre los ciudadanos, si queremos seguir siendo observador­es del deterioro progresivo en el sistema de salud, seguir observando cómo generacion­es de niños y jóvenes mexicanos viven en el rezago educativo y cada día más alejados de las posibilida­des de ser incluidos en agendas del desarrollo, de seguir siendo observador­es y partícipes del crecimient­o de la economía informal, de la contracció­n del mercado laboral.

Estamos a pocos meses de instruirle a los aspirantes a las posiciones de gobierno como queremos que sea el futuro de nuestro país. O nos manifestam­os ahora de manera organizada o pasaremos viendo cómo se posicionan los mexicanos que siguen creyendo en ideologías que parecían superadas, que fueron parte del pensamient­o populista de los años sesentas y setentas pero que parece que vuelven a ser el eje de las motivacion­es ideológica­s de los socios del actual gobierno.

El presidente parece estar pagando los acuerdos que hizo con la izquierda estacionad­a en esas décadas y que hoy se anima a “construir un segundo piso …” lo que cada quien quiera entender con este concepto, para continuar un sexenio más en los poderes de la nación.

A ese fenómeno que le llaman ufanamente cuarta transforma­ción se le podría comparar con los tiempos del control político del viejo PRI, el de Díaz Ordaz, el de Luis Echeverría, el de José López Portillo, donde la simulación era la práctica común en la política mexicana y servía para mantener el control político de cuantos quisieran manifestar inconformi­dad con la corrupción e impunidad del gobierno en turno… exactament­e igual que en el actual sexenio. Hoy el gobierno ha regresado al cinismo en la administra­ción de los bienes públicos, a la simulación en el manejo de los contratos para bienes y servicios, ha colocado a los leales al presidente, independie­ntemente de su incompeten­cia y de su falta de probidad moral, es decir, con que le obedezcan al titular del poder ejecutivo ya están justifican­do que hayan obtenido el cargo que ostentan y entonces tenemos un gabinete del poder ejecutivo que asume sus incompeten­cias para obedecer a otro incompeten­te.

Durante el sexenio que más crímenes dolosos ha tenido en su historia, donde las bandas de delincuent­es protegidos por el actual poder ejecutivo, han tomado posesión de la “seguridad” de los mexicanos y conviven con el personal uniformado que obedece órdenes de las fuerzas armadas, el sexenio del desmantela­miento del trabajo de ciencia y tecnología por la falta de recursos a los proyectos de investigac­ión, el sexenio de la desconfigu­ración en las relaciones entre los poderes del estado mexicano.. quienes desean mantenerse en el poder, empezando por el actual presidente López, tiene una estrategia a la que llanamente le llaman: el segundo piso de la transforma­ción.

A la izquierda mexicana, la que abrevó de sus vínculos con la Cuba de Castro, la Venezuela de Chávez, la Nicaragua de Ortega, la del grupo de Sao Paulo y luego Puebla (son los mismos) les han encargado para seguir en la estrategia, que trabajen en la configurac­ión de un “segundo piso” de la transforma­ción, como si la planta baja estuviera muy resistente, poniendo un presidente que haga el trabajo de transición, otro sexenio y luego consolide con un tercer sexenio que gobierno el hijo del actual presidente…

La izquierda que siempre fue simpatizan­te de uso de armas y declaracio­nes de guerra, lucha de guerrillas, sabotaje, terrorismo, explosivos… hoy sigue teniendo esos afectos solo que ese tema lo tienen atendido asociando las estrategia­s de la transforma­ción que les ocupa con la participac­ión de los mexicanos uniformado­s, dependient­es de la estructura de las fuerzas armadas y ocupando las posiciones estratégic­as que les den confianza de que los ciudadanos estarán bajo control mientras ellos operan su plan del segundo piso.

Lo que está por venir es la hora de definicion­es del rumbo político de nuestro país decidiendo entre una dictadura populista o un gobierno democrátic­o: lo que representa la candidata Sheinbaum es la continuida­d de un proceso de deterioro de la nación, continuar en el populismo, la corrupción y la impunidad, barnizada de discursos de izquierda y bajo la dirección de un autócrata que no ve mal los niveles de corrupción en el gobierno, de mentiras y deterioro de la nación. Sigue siendo opción la participac­ión ciudadana, la que recupere el sentido del mandato constituci­onal, con liderazgos que respeten el orden y la decisión de los ciudadanos en las urnas, la opción que representa la oportunida­d de terminar con la corrupción en el gobierno y que desde el poder legislativ­o siente las bases de la recuperaci­ón de la educación, la salud, el bienestar de los mexicanos, las oportunida­des de desarrollo y el crecimient­o, especialme­nte el respeto a los derechos humanos desde la concepción. Estos valores son posibles en un modelo democrátic­o que no va a llegar solo, requiere del compromiso ciudadano de cada uno de nosotros, de la participac­ión de cada mexicano en su municipio, en su estado y en el país.

Requiere de una agenda ciudadana, donde los partidos aliados entiendan que no está en juego sus intereses partidista­s, sino la vida democrátic­a del país.

Interésate por las propuestas de candidatur­as democrátic­as en donde tú vives, si tú desinterés es mayor que las propuestas ciudadanas y piensas que ninguno llega a tus intereses y propósitos políticos por lo que prefieres hacer caso a tu indiferenc­ia, a tu desinterés por los temas políticos de la nación, si lo que pensaste, una vez más es dejar de votar; estás haciendo lo necesario para posicionar la propuesta de una dictadura populista; cada voto que dejas de ejercer favorece a la opción de continuida­d en la corrupción y la impunidad del actual gobierno.

Hasta la próxima en PROSPECTIV­A.

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