LOS DESAFÍOS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Aunque lento, la AP mexicana ha intentado realizar esfuerzos por modernizarse a través de la profesionalización del servicio civil
La AP es un campo esencial para el funcionamiento del estado
“Solo en un desierto podrás gobernar perfectamente en solitario”.
Bernard Crick.
La administración pública es el motor detrás del funcionamiento de los Estados modernos. Es el conjunto de instituciones, normas y procesos que permiten la implementación de políticas públicas para satisfacer las necesidades de la sociedad, incluso es una parte fundamental del quehacer político… aunque los mismos políticos no lo sepan (o crean).
Para poder diferenciar la política y el gobierno (la AP), Herbert Simon cambió la forma en que se entendía el proceso de toma de decisiones. En su obra Administrative Behavior, Simon critica el enfoque tradicional de la administración. Argumentó que los humanos tienen una “racionalidad limitada”. Esta idea revolucionó la teoría administrativa, pues reconoció la importancia de los factores emocionales, culturales y sociales.
Para Woodrow Wilson, la política y la administración debían ser separadas. Para los funcionarios públicos deberían estar enfocados en implementar eficientemente las decisiones tomadas por los políticos, manteniendo un enfoque técnico y neutral. Esta separación, aunque criticada por algunos, sentó las bases de la administración pública como una disciplina independiente. Por su parte, Dwight Waldo hizo un aporte crucial al señalar que la administración pública “no puede ni debe ser completamente neutral”.
Estas visiones de la Administración Pública resaltan la importancia e imbricación de la política y la AP. En el caso mexicano -y de toda América Latina-, Luis F. Aguilar argumenta que la administración pública debe evolucionar hacia modelos más participativos y orientados hacia resultados, y critica los sistemas burocráticos tradicionales, que a menudo son ineficientes, poco transparentes y aboga por un enfoque que ponga al ciudadano al centro de la toma de decisiones y la gestión pública.
En este sentido, aunque lento y con esfuerzos aislados, la AP mexicana ha intentado realizar esfuerzos por modernizarse a través de la profesionalización del servicio civil, la adopción de nuevas tecnologías y la implementación de políticas de transparencia y rendición de cuentas, pero también ha sido criticada por su ineficiencia, corrupción y falta de transparencia. Como sabemos, lastimosamente, en el sexenio que está por terminar, se ha desmontado el sistema de profesionalización en la AP ligada a la frase: “90 % lealtad, 10 % técnica”.
Así, sabemos que la administración pública es un campo esencial para el funcionamiento del Estado, pero que la intromisión política limita su adecuado funcionamiento. Teóricos como Simon, Wilson, Waldo y Aguilar han proporcionado herramientas clave para su comprensión, empero, si no hay voluntad política, no habrá una AP que dé resultados para la sociedad sin distingo de colores partidistas y ese es su principal desafío.