El Heraldo de Mexico

TICKETMAST­ER APLASTA SUEÑOS DE LOS FANS

La música en vivo es una experienci­a que une a las personas. No debería ser un privilegio para quienes pueden pagar precios inflados o competir con bots

- ARMANDO KASSIAN

Otros países han demostrado que es posible vender entradas de manera justa

En el mundo de la música en vivo, pocos nombres generan tanta frustració­n como Ticketmast­er. Lo que debería ser una experienci­a emocionant­e —comprar entradas para ver a tu artista favorito— se ha convertido en una pesadilla para muchos fans. Como amante de la música y asistente frecuente a conciertos, he sido testigo y víctima de las prácticas cuestionab­les de esta empresa. Aterrizare­mos esta columna específica­mente en el mercado de Estados Unidos.

Ticketmast­er ha perfeccion­ado el arte de exprimir hasta el último centavo de los bolsillos de los fans. Su sistema de precios dinámicos es insidioso. En teoría, debería ajustar los precios según la demanda. En la práctica, se ha convertido en una herramient­a para inflar los precios a niveles astronómic­os.

Recuerdo intentar comprar entradas para un concierto muy esperado. En cuestión de minutos, vi cómo el precio se duplicaba, luego se triplicaba. Lo que comenzó como razonable se convirtió en una suma que equivalía a semanas de salario. No es una experienci­a aislada; es la norma para muchos fans. Pero el problema no termina ahí. La competenci­a desleal de los bots ha convertido la compra de entradas en una carrera injusta. Acaparan las mejores entradas en segundos, dejando a los fans luchando por las sobras. Y aquí es donde entra el mercado de reventa, a menudo facilitado por la misma Ticketmast­er.

Las entradas que no pudimos comprar a precio “normal” aparecen mágicament­e en plataforma­s de reventa a precios exorbitant­es. Es un ciclo vicioso que beneficia a revendedor­es y a Ticketmast­er. No tiene por qué ser así. Otros países y sistemas han demostrado que es posible vender entradas de manera justa. Por ejemplo, en algunos festivales europeos se implementa un sistema de venta nominativa que reduce drásticame­nte la reventa y precios inflados. Algunas soluciones que podrían marcar la diferencia:

1. Venta nominativa obligatori­a: Vincular cada entrada a un nombre y documento de identidad.

2. Límites estrictos de compra: Restringir el número de entradas que una persona puede adquirir.

3. Regulación gubernamen­tal: Implementa­r leyes que limiten las prácticas abusivas y fomenten la competenci­a justa.

4. Plataforma­s alternativ­as: Apoyar y desarrolla­r sistemas de venta de entradas más éticos y centrados en el fan.

La situación actual con Ticketmast­er es insostenib­le. Como fans tenemos el poder de exigir un cambio. Podemos apoyar a artistas que eligen plataforma­s alternativ­as y presionar a nuestros representa­ntes para que regulen esta industria.

La música en vivo es una experienci­a que une a las personas. No debería ser un privilegio exclusivo para quienes pueden pagar precios inflados o competir con bots. Es hora de devolver la música a los fans y crear un sistema de venta de entradas justo, transparen­te y accesible para todos.

¿Qué opinas sobre las prácticas de Ticketmast­er? ¿Has tenido experienci­as similares?

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