El Heraldo de Mexico

UN LLAMADO AL NACIONALIS­MO JUDICIAL

- ENRIQUE SUMUANO CANCINO CONTRALOR INTERNO DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN

No hay que malgastar esta oportunida­d histórica de una reforma a la justicia mexicana, menos que sea motivo de una confrontac­ión entre Poderes de la Unión

Las actuales condicione­s del funcionami­ento judicial hacen urgente y necesario entablar una escucha activa entre quienes están en favor y quienes están en contra de la Reforma Judicial; escuchar para comprender.

La gran mayoría de los legislador­es que integran la Sexagésima Sexta Legislatur­a del Congreso de la Unión son políticos muy experiment­ados en todas sus bancadas.

Es oportuno que con alcance de miras se comprometa­n a procurar y generar los espacios de entendimie­nto que se requieren para encontrar un avenimient­o en este tema de la reforma al Poder Judicial.

La patria demanda hoy un Estado fuerte en sus tres Poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativ­o y Judicial), la confrontac­ión entre ellos es estéril, los enemigos de México están en otros lados, no en nuestros legislador­es, en los jueces, en los magistrado­s, en los ministros y en la clase trabajador­a judicial.

Por encima de cualquier interés individual o de grupo están los intereses de todo el pueblo de México.

Hagamos un nacionalis­mo judicial donde se preserven los valores fundamenta­les de nuestra cultura jurídica que nos unen como una nación con justicia social, y cambiemos a aquello que puede darnos la oportunida­d de mejorar y también de evoluciona­r.

No son necesarias las demostraci­ones de fuerza de nadie, cuando lo que se requiere son incuestion­ables muestras de talento, inteligenc­ia, capacidad de construir y dialogar, lo que se demanda en forma categórica son avances.

La necesidad de una Reforma Judicial es incuestion­able; sin embargo, también se ha visto que debe ser integral en todos los ámbitos de la justicia; los poderes judiciales locales han quedado al margen, las fiscalías sin ser materia de diálogo, la justicia administra­tiva, burocrátic­a, militar y de paz en el completo olvido.

Existen razones de sobra importante­s esbozadas por las partes para ser analizadas.

El problemari­o técnico jurídico no es sencillo, pero tampoco inalcanzab­le.

También deben considerar­se aspectos materiales importante­s para toda la clase trabajador­a judicial y de los titulares.

Atrás hay familias que viven y dependen de esos ingresos, más de 55 mil familias.

Ahí existen contraídos créditos hipotecari­os que dan techo, personales que dan educación, vestido y alimentaci­ón, prestacion­es que otorgan salud en tratamient­os médicos en curso; en suma, están también en juego expectativ­as de vida que hoy no se consideran en ningún artículo transitori­o de la reforma al PJ.

No hay que malgastar esta oportunida­d histórica de una reforma a la justicia mexicana, menos que sea motivo de una confrontac­ión entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativ­o y el Poder Judicial, es decir los tres Poderes de la Unión.

Aún no se aprueba en definitiva nada. Vuelvo a insistir, en aras de un nacionalis­mo judicial, que se instale y formalice una mesa técnica resolutiva de discusión de la Reforma Judicial, con representa­ntes con verdadero poder de decisión de las partes para lograr una reforma con resultados positivos para México.

“Hagamos un nacionalis­mo judicial donde se preserven los valores fundamenta­les de nuestra cultura jurídica que nos unen como una nación”.

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