SE JODIÓ LA RODILLA… Y LA POLÍTICA EXTERIOR
La próxima presidenta mexicana deberá contar con una cancillería encabezada por un diplomático de verdad que recupere ese respaldo internacional
erencia en materia de relaciones internacionales dejará el presidente Andrés López Obrador a su sucesora, llámese Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez. Sus argüendes internacionales nos han llevado a la ruptura o al congelamiento de relaciones con cuatro países de la región y casi con toda Europa. Con Ecuador, encabezado por Daniel Noboa, está en juicio ante la Corte Internacional de Justicia por la irrupción de la policía a la embajada mexicana, donde se refugió al ex vicepresidente
Jorge Glas, buscado por corrupción.
Con el argentino Javier Milei intercambió descalificaciones en redes sociales por diferencias ideológicas: el sudamericano más inclinado al neoliberalismo y el mexicano al comunismo estilo Castro en Cuba y Maduro en Venezuela.
Con el Perú, López Obrador se enemistó el año pasado al negarse a entregar la presidencia pro tempore de la Alianza del Pacífico a su presidenta Dina Boluarte, a quien calificó de “usurpadora”, sólo porque es de una corriente contraria a sus amigos bolivarianos. Y los peruanos lo declararon
Con El Salvador hay distanciamiento, debido a que el mexicano reprueba la estrategia de seguridad de Nayib Bukele, la cual redujo los homicidios en ese país: en 2019 se reportaron dos mil 398 asesinatos, y 2023 cerró con 194.
López Obrador también está peleado con España, porque su rey
Felipe VI ignora maratónicamente su exigencia de que “haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos”, durante la Conquista.
Lo mismo con Austria, por negarse a regresar a México el
Penacho de Moctezuma por razones de conservación (un traslado podría dañarlo al punto de quedar destruido, según los especialistas). Incluso el mexicano los califica de “prepotentes”.
De con la Unión Europea, por condenar el alarmante aumento de los homicidios de periodistas. López Obrador los tachó de “golpistas” y “borregos”, en una de las cartas más viscerales que haya redactado un presidente mexicano.
Peleas y disputas que deberá corregir la próxima presidenta, casi inmediatamente después de que se den a conocer los resultados electorales. Sobre todo, ante un eventual triunfo electoral del antimexicano Donald Trump en Estados Unidos, en la elección de noviembre próximo. El magnate viene peor que en su primera gestión en la Casa Blanca. Su agenda para México incluye desplegar en la frontera marines, agentes de la DEA, del FBI y de la ATF, abolir la ciudadanía por nacimiento, construir más muro para evitar el ingreso de migrantes a EU y hasta mandar comandos a territorio mexicano para detener narcotraficantes y destruir laboratorios de fentanilo.
Para contenerlo, la próxima presidenta mexicana deberá contar con una cancillería encabezada por un diplomático de verdad que recupere ese amplio respaldo internacional, que se perdió gracias al prócer macuspano que iba directito y sin escalas a ser la reencarnación de Simón Bolívar… pero su lengua
HSIGUE EN SONORA
Sus argüendes han roto relaciones bilaterales