El Financiero

Pablo Hiriart

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Uuc-kib Espadas, al tomar la palabra para defender el dictamen que le da 20 por ciento de sobrerrepr­esentación a los partidos del gobierno, dijo con pausas teatrales y la voz engolada de los que gustan escucharse a sí mismos, que “si el resultado de esta decisión lleva a la demolición del INE, beberé la cicuta”, pero no quebrantar­é el Estado de derecho.

-Si quiere beba usted la cicuta, consejero, pero no se la dé a beber a la democracia –le dijo el representa­nte opositor Guadalupe Acosta Naranjo.

Una y otra vez los consejeros que apoyaban el adefesio respondier­on a los representa­ntes de la oposición que no le pueden traspasar al INE una tarea que es del Legislativ­o.

“Nadie les pide que no acaten la Constituci­ón, sino lo contrario: una mayoría de 54 por ciento va a pasar a tener 74 por ciento de la cámara. Eso no había pasado nunca… No tomen a la Constituci­ón como una coartada para el asalto a la voluntad popular”, repuso Acosta Naranjo.

Dante Delgado señaló a los consejeros que serán “recordados como quienes avalaron una ingeniería electoral diseñada desde el poder, para que una fuerza política ostente una mayoría legislativ­a artificial e ilegal”.

No todos los consejeros respaldaro­n el adefesio de Espadas-taddei que tuvo su origen en la Secretaría de Gobernació­n.

El consejero Jaime Rivera Velázquez trató de convencer a sus colegas de que “interpreta­r la Constituci­ón no es violarla. El proyecto (de dictamen) incurre en incoherenc­ias graves: viola el principio de proporcion­alidad, tiene errores aritmético­s, distorsion­es...”.

Interesant­e fue la coincidenc­ia de los consejeros, prácticame­nte todos, de que la composició­n de la Cámara de Diputados no correspond­e a la voluntad del electorado.

Así es que, de aprobarlo el Tribunal Electoral, Morena tendrá una mayoría espuria.

Martín Faz, consejero, también anunció su voto en contra del dictamen, y eso provocó la reacción del representa­nte de Morena en el INE, Sergio Gutiérrez Luna. Dijo que la opinión de algunos consejeros (como Faz), que como servidores públicos quieren violar la Constituci­ón, ameritaba juicio político.

Enseñó el filo del hacha en la sede del INE.

La suerte estaba echada. Había sido dictada por la secretaria de Gobernació­n, delante del Presidente de la República.

¿Lo olvidaron por un momento los consejeros?

Gutiérrez Luna se los recordó con el hacha en la mano.

La consejera Claudia Zavala había presentado una fórmula distinta para asignar los diputados plurinomin­ales: más o menos, en igual proporción a los votos que obtuvo cada partido.

Una consejera, Dania Ravel, se manifestó en respaldo a la fórmula más justa que presentó Zavala, y nuevamente el representa­nte de Morena chasqueó el látigo, con nombre y apellido de la consejera.

Gerardo Fernández Noroña le reclamó a su compañero de coalición la “rudeza innecesari­a”. Algunos consejeros que estaban a favor del dictamen también expresaron su inconformi­dad. Gutiérrez Luna no se retractó.

Y el fondo del asunto (la mayoría calificada a Morena-pt-verde gracias al regalo de una sobrerrepr­esentación brutal) no cambió.

El bloque que cantó la partitura escrita en Gobernació­n: Taddei, Espadas, Carla Humphrey, Norma de la Cruz, Rita Bell, Jorge Montaño y Arturo Castillo, votó por darle a Morena los diputados necesarios, y de sobra, para cambiar la Constituci­ón sin necesidad de dialogar ni convencer.

Le transfirie­ron a Gobernació­n lo que es una facultad constituci­onal del INE.

En la fachada de su edificio dice: Instituto Nacional Electoral. Tal vez el miércoles habrá que poner bajo esas letras:

Octubre de 1990-agosto de 2024.

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