El Financiero

Estados Unidos, un gigante peligroso

- CONTRACORR­IENTE Guillermo Knochenhau­er Analista. Profesor de la UNAM. Maestro en Historia de México de los Siglos XIX y XX @kanochenha­uer

Estados Unidos es un gigante con muy poca tolerancia ante cualquier cosa que considere que contraría sus intereses o que atenta contra su seguridad nacional. Sus intereses —recursos naturales, inversione­s, comercio con otros países— los defiende con presiones políticas, seguidas de medidas arancelari­as y si ni así le funciona, recurre a la intervenci­ón directa, que puede ser armada.

Demócratas o republican­os siguen los mismos principios; Trump advirtió que de ser presidente, impondría 200 por ciento de aranceles a los autos chinos que se produjeran en México para impedir que prosperen esas inversione­s en nuestro país, pero en 2015, Barack Obama presionó a Peña Nieto para que cancelara la construcci­ón del tren rápido que uniría la ciudad de México con la de Querétaro, cuya licitación había ganado un consorcio encabezado por China Railway.

Es obvio que México está involucrad­o en el litigio que abrió Estados Unidos con China para defender su hegemonía ante el gigante asiático; por el momento, ese conflicto se mantiene fuera del campo militar. Trump en su periodo presidenci­al y Biden lo definieron como la permanenci­a de su predominio sobre China en tecnología y comercio de productos como microproce­sadores y los derivados de biotecnolo­gía; también está en juego el papel del dólar como moneda de cambio universal.

Mientras China no adquiera supremacía tecnológic­a en esos campos, Estados Unidos mantendrá su enfrentami­ento con estrategia­s arancelari­as y presiones políticas a países que hagan tratos financiero­s y comerciale­s con Beijing, como es el caso de casi toda África y gran parte de América Latina. A esas presiones hay que atribuir el triunfo de Milei en Argentina y procesos judiciales habidos contra presidente­s de otros países.

Los gobiernos mexicanos —incluyendo el de López Obrador— han asumido que su política exterior está constreñid­a a “lo que convenga” a Washington; ese entendimie­nto con México tiene desde 1994 al TLC como marco de una alianza regional norteameri­cana en materia de inversione­s y comercio.

Aunque Trump se dice contrario al T-MEC, no haría nada que perjudicar­a a las corporacio­nes transnacio­nales que se instalaron en México para aprovechar bajos costos, y que son las mayores exportador­as al mercado estadounid­ense, pero sin duda querría reforzar a fondo lo que le sirva a su estrategia tecnológic­a y mercantil contra China.

En lo que Trump sería muy peligroso para México, es en el aspecto militar; él y muchos republican­os consideran que los cárteles mexicanos han causado más muertes de jóvenes estadounid­enses que el terrorismo internacio­nal, razón por la cual, argumentan, esas organizaci­ones criminales deben ser clasificad­as como terrorista­s.

La Ley Patriota de 2001 y la Ley Victoria de 2003 le permiten al gobierno vigilar y enviar tropas a cualquier parte con pretextos como el del antiterror­ismo que usó en Afganistán después del ataque del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas, o el de destruir armas de impacto masivo —que resultaron inexistent­es— para entrar a Irak en 2003 y derrocar a Sadam Hussein.

También han habido intervenci­ones concertada­s con gobiernos nacionales, como la que acordaron en 1999 los presidente­s Clinton y Pastrana para “combatir el narcotráfi­co, fortalecer las institucio­nes, la paz y el desarrollo de Colombia”; el Plan Colombia se desarrolló en presencia de asesores militares de Washington, lo que ha dado lugar a versiones sobre la permanenci­a de 8 bases militares estadounid­enses en el país sudamerica­no, lo cual se niega oficialmen­te. Lo que es un hecho es que el negocio del narcotráfi­co sigue ileso —acaso más ordenado— en ese país.

Trump habla de enviar al ejército de Estados Unidos para borrar del mapa a los cárteles mexicanos; lenguaje de campaña, pero es muy posible que si ocupa la Casa Blanca, pretenda concertar con el gobierno de Claudia Sheinbaum un plan conjunto para el sometimien­to de esas organizaci­ones criminales a las reglas del negocio.

“Mientras China no adquiera supremacía tecnológic­a en esos campos, Estados Unidos mantendrá su enfrentami­ento con estrategia­s arancelari­as y presiones políticas” “Los gobiernos mexicanos -incluyendo el de López Obradorhan asumido que su política exterior está constreñid­a a ‘lo que convenga’ a Washington”

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