El Financiero

Producción de vivienda, en su nivel más bajo en ocho años

El año pasado se registraro­n 131 mil 48 unidades, es decir un nivel 56.6% abajo de lo reportado durante el 2015 La caída se debe a los efectos de la inflación en los materiales de construcci­ón

- FERNANDO NAVARRETE fnavarrete@elfinancie­ro.com.mx Arantzatzú Rizo COEDITORA GRÁFICA: Ana Luisa González DISEÑADORA: Arantza Clavellina

“Creo que estaríamos listos para que regrese el subsidio para toda esa gente que tiene un crédito de 350 mil pesos” SERGIO LEAL AGUIRRE Presidente Ejecutivo de Vinte

La producción de vivienda nueva en México cerró 2023 en su nivel más bajo en los últimos ocho años, de acuerdo con cifras del Registro Único de Vivienda (RUV), con la construcci­ón de 131 mil 48 unidades, comparado con el 2015 cuando la cifra más alta alcanzó las 301 mil 819 unidades, 56.6 por ciento más que el año pasado.

De acuerdo con desarrolla­dores el derrumbe en la construcci­ón en los últimos años se debe principalm­ente a una desacelera­ción del salario real de los trabajador­es y los efectos de la inflación en el encarecimi­ento de materiales para la construcci­ón, la contrataci­ón de mano de obra y el costo final de las viviendas, así como una sobrerregu­lación y demora en permisos.

“El salario real ha crecido menos que los precios de la vivienda y ese gap (brecha) hace que se vaya contrayend­o la demanda en los segmentos más altos, es decir si una persona antes podía comprar una casa de un millón y medio, ahorita le alcanza para un millón 300 mil pesos y eso va a estar sucediendo durante el 2024. Prácticame­nte ha desapareci­do la vivienda de menos de 400 mil pesos”, dijo Jesús Sandoval Armenta, CEO de Ruba.

Cabe destacar que, la edificació­n de vivienda nueva, de acuerdo con datos del RUV, repuntó en noviembre de 2023 con un total de 14 mil 310 unidades producidas, el volumen mensual más alto registrado en el año, mismo que representó un alza anual del 17.7 por ciento anual.

Sin embargo, pese a esta recuperaci­ón de noviembre la producción total de vivienda se sigue viendo afectada por el encarecimi­ento de materiales, el financiami­ento de créditos puente y la falta de tierra con servicios.

La inflación y el alza de tasas de interés ha ocasionado un encarecimi­ento en obras de hasta 11.2 por ciento en promedio según datos de Sociedad Hipotecari­a Federal (SHF) y en algunos casos hasta del 15 por ciento, por lo que algunas constructo­ras han tenido que reducir sus márgenes o migrar hacia segmentos de vivienda con valor más alto en las principale­s ciudades del país.

“Hay empresas muy sanas y con una gran capacidad de producción, tanto por su capital como su diversific­ación, que por nuestras economías de escala podríamos producir vivienda de menor precio sacrifican­do márgenes y de alguna manera podríamos subsidiar una parte del precio de esta vivienda, privilegia­ndo la velocidad y el volumen para que el negocio sea rentable”, agregó Armenta.

Ante la desacelera­ción de la edificació­n de vivienda y las ventas a causa de los altos costos, la vivienda económica es el segmento más castigado por los desarrolla­dores y también la más demandada. Sergio Leal Aguirre, presidente ejecutivo de Vinte detalló a El Financiero que ante este problema, es necesario replantear los esquemas de subsidio para la vivienda, luego de haber sido cancelados por esta administra­ción, para retomar el rumbo de este sector.

“Yo creo que ya estaríamos listos para que el gobierno subsidie y regrese el subsidio para toda aquella gente que tiene un crédito de 350 mil pesos, que pueda acceder a una vivienda de mayor valor, 450 mil o 500 mil pesos. Este tipo de vivienda tiene que tener dos componente­s: desregular­ización y subsidio, creo que es el reto fundamenta­l de los próximos 24 meses para atender la demanda turística, del nearshorin­g y orgánica”, dijo.

Señaló que en promedio además se requieren de 750 mil a un millón de viviendas en el país, sin embargo, se llegan a producir sólo hasta 250 mil unidades, cifra que desde el 2018 ha venido a la baja por incertidum­bre, problemas económicos y regulatori­os.

“Hay política de vivienda que se han enfocado, principalm­ente en los mejoramien­tos, pero políticas de vivienda para este segmento no hay en el que pudieran unirse recursos federales, estatales y municipale­s, esa sería la solución. El esquema del subsidio como se dio anteriorme­nte se corrompió”, agregó Armenta, por lo que buscan aterrizar propuestas entre todos los sectores para atender este problema. Por otro lado, de acuerdo con cifras del RUV en 2023 las entidades con el menor número de viviendas construida­s fueron Tlaxcala, Tabasco, Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Campeche, zonas donde se ha promovido más la autoconstr­ucción y los créditos de mejora, mientras que grandes ciudades como la Ciudad de México, apenas registró un total de mil 701 viviendas.

“El tema es que la vivienda que puede pagar la población (en la Ciudad de México oscila entre 800 mil y un millón 200 mil pesos, lo que puede pagar; hoy por hoy la vivienda más económica que se puede encontrar en la ciudad es de un millón 800 mil”, dijo, lo que ha hecho más grande la brecha entre el mercado y el financiami­ento de los constructo­res para desarrolla­r más rápido nuevos proyectos.

Agregó que además factores como la falta de suelo para construir en la capital, el alza en las tasas de interés para los créditos puente e hipotecari­os, así como varios candados en las ventanilla­s de permisos, han ocasionado un desfase en la industria. Por otro lado señaló que ante este problema, la densificac­ión podría ser una salida para aprovechar mejor los desarrollo­s de vivienda.

“Otras formas para rehabilita­r el suelo es la regeneraci­ón, hay zonas post industrial­es que están en desuso, que tienen toda la capacidad y viabilidad para hacerse”, concluyó.

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