UNA ‘REVISIÓN DE VIDA’ PUEDE SER PODEROSA
Sin importar la edad, reflexionar sobre el pasado, por escrito o conversando, puede ayudarnos a apreciar mejor dónde estamos y hacia dónde vamos
Jodi Wellman quedó destrozada cuando su madre murió de un ataque al corazón a los 58 años. La limpieza de su apartamento la hizo sentirse aún peor. Los cajones y armarios rebosaban de proyectos abandonados: manuscritos sin publicar y tarjetas de visita de empresas que nunca llegaron a arrancar.
“Mi madre fue una llamada de atención para mí”, dice Wellman. “Tenía sueños que no cumplía”.
Por aquel entonces, Wellman tenía poco más de 30 años, vivía en Chicago y trabajaba para ascender en una cadena de gimnasios. Pero, en el transcurso de cinco años, ese trabajo empezó a sentirse vacío.
Decidida a no estancarse como su madre, Wellman dejó su trabajo para convertirse en entrenadora de ejecutivos, y acabó cursando un máster en psicología positiva. Allí desarrolló una estrategia para vivir plenamente: Pensar mucho en la muerte.
Ahora también es conferencista y autora de ‘Sólo se muere una vez’. Wellman, de 48 años, cree que centrarse en lo corta que es la vida hace que sea menos probable desaprovecharla. Para ayudar a sus clientes a saber cómo emplear su limitado tiempo, les hace docenas de preguntas, organizadas por fases de la vida: por ejemplo, qué actividades les hacían más felices cuando eran niños y qué cambiarían de sus 40 y 50 años.
Su enfoque es una vuelta de tuerca a lo que se denomina “revisión de vida”, en la que las personas reflexionan sistemáticamente sobre su pasado, mediante conversaciones o por escrito, para identificar los puntos fuertes de su carácter y desarrollar la autoconciencia y la aceptación.
La revisión de vida surgió en la década de 1960 para ayudar a las personas al final de sus vidas a articular y hacer las paces con sus legados. Pero nuevas investigaciones sugieren que el proceso de reflexionar sobre experiencias anteriores tiene valor para personas de todas las edades, incluidos adultos jóvenes y niños en duelo. La actriz y activista Jane Fonda, que ahora tiene 86 años, pasó el año anterior a cumplir los 60 haciendo una revisión de su vida que, según ella, le ayudó a reconocer patrones y a cultivar la confianza.
“No se trata sólo de echar la vista atrás”, explica Gerben Westerhof, catedrático de Psicología, Salud y Tecnología de la Universidad de Twente (Países Bajos), “sino también de mirar hacia delante y ver quién eres. ¿Cuál podría ser el siguiente capítulo de tu vida?”.
Por qué ayuda llevarla a cabo
En los años 50, Erik Erikson, el influyente psicoanalista infantil, publicó su teoría de que cada etapa de la vida está asociada a un reto psíquico específico. El trabajo de la infancia, por ejemplo, es ganar autonomía. El objetivo de la edad adulta es desarrollar la intimidad con los demás. Según Erikson, la vejez es el momento de reunir las experiencias vitales en una narración coherente, lo que él llamaba integración. Los que fracasan, escribió, corren el riesgo de caer en la desesperación.
El Dr. Robert Butler, primer director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, se basó en el concepto de Erikson.
Para las personas mayores que se atascan en arrepentimientos o decepciones, propuso algo llamado terapia de revisión de vida.
Desde entonces, la revisión de vida se ha estudiado en muchos contextos, como en personas diagnosticadas de cáncer o que se enfrentan a una enfermedad terminal, así como con personas mayores en centros de día para adultos o residencias de ancianos. Y las investigaciones sugieren que el proceso tiene muchos beneficios potenciales, como reducir la depresión y la ansiedad y aumentar la satisfacción vital.
“A medida que las personas envejecen y se jubilan, a veces pierden el sentido de la vida”, afirma Juliette Shellman, profesora asociada de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Connecticut. La revisión de vida, explicó, puede dar a la gente “la oportunidad de sentarse y mirar sus logros”.