El Diario de Chihuahua

¿Injustamen­te demonizado­s?

No hay razón para evitar los aceites de se m ilas como can ola, maíz, algodón, girasol y cártamo, y sí muchas para consumir los

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Puede que “Los odiosos ocho” suene a película del Oeste, pero en este enfrentami­ento no hay vaqueros, ni caballos, ni siquiera pistolas. Es una batalla sobre los supuestos peligros que plantean ocho aceites de semillas -canola, maíz, algodón, pepitas de uva, soja, salvado de arroz, girasol y cártamo- y se libra en las redes sociales.

Si escuchamos a algunas personas en Tiktok, Youtube o cualquiera de los numerosos podcasts, el aceite extraído de estas plantas nos está envenenand­o. Pero, ¿es así?

“Es tan extraño que Internet se haya vuelto loco demonizand­o estas cosas”, dice el Dr. Christophe­r Gardner, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de la Universida­d de Stanford en California y científico de nutrición en el Centro de Investigac­ión de Prevención de Stanford. “No hay que temerlas”.

A cu sación e ngañosa

La acusación engañosa es que los aceites de semillas tienen un alto contenido en ácidos grasos omega-6 que se descompone­n en toxinas cuando se utilizan para cocinar, causando inflamació­n, debilitand­o el sistema inmunológi­co y contribuye­ndo a enfermedad­es crónicas.

Según Gardner, este argumento es erróneo en muchos aspectos.

En primer lugar, aunque los aceites de semillas contienen altos niveles de ácidos grasos omega-6, eso no es malo. El omega-6 es una grasa poliinsatu­rada que el organismo necesita pero que no puede producir por sí mismo, por lo que debe obtenerla de los alimentos. Las grasas poliinsatu­radas ayudan al organismo a reducir el colesterol malo, disminuyen­do el riesgo de cardiopatí­as y accidentes cerebrovas­culares. La Asociación Americana del Corazón apoya la inclusión de ácidos grasos omega-6 como parte de una dieta sana.

El omega-6 es injustamen­te demonizado porque parece desempeñar un papel menor en la reducción del riesgo cardiovasc­ular que el omega-3, otra grasa poliinsatu­rada que también se encuentra en algunos aceites vegetales, así como en el pescado, señala Gardner. La dieta occidental suele incluir cantidades mucho mayores de ácidos grasos omega-6 que de omega-3, pero las investigac­iones sobre el equilibrio óptimo entre ambos siguen sin estar claras.

Esto no significa que los omega-6 sean malos para la salud, afirma Gardner. “Sólo que los omega-3 son mejores”.

Y aunque el omega-6 es proinflama­torio, no se ha demostrado que la cantidad de inflamació­n a la que se asocia sea perjudicia­l, dijo.

Los críticos dicen que la gente a menudo no se da cuenta de que está comiendo aceites de semillas debido a la gran cantidad de alimentos procesados que los contienen. Gardner afirma que la verdadera preocupaci­ón debería ser el consumo excesivo de alimentos ultraproce­sados, que pueden contener ingredient­es nocivos como jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, azúcar añadido y sodio.

Los aceites de semillas no son el problema en esos alimentos, dijo. “Es difícil echar la culpa a los aceites de semillas cuando estos alimentos contienen tantas otras cosas”.

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SI ESCUCHAMOS a algunas personas en Tiktok, Youtube o cualquiera de los numerosos podcasts, el aceite extraído de estas plantas nos está envenenand­o. Pero, ¿es así?

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