El Diario de Chihuahua

Con la reforma y el apoyo popular, los jueces volverán a ser sumisos

- Twitter: @ruizhealy Facebook: Eduardo J Ruiz-healy Instagram: ruizhealy Sitio: ruizhealyt­imes.com

En los medios de comunicaci­ón y redes sociales, muchos hemos expresado nuestro rechazo a la inminente reforma judicial que los diputados y senadores de Morena y sus aliados aprobarán en septiembre. Sin embargo, son pocos los que se oponen a este proyecto lopezobrad­orista que, al aprobarse, acabará con la frágil independen­cia del poder judicial que tanto costó alcanzar.

Antes de que acabe 2026, los jueces federales y estatales volverán a ser como lo fueron hasta 2000: sumisos y dependient­es del presidente de la república y de los 32 gobernador­es, tiempos en que los tribunales respondían más a los deseos del poder ejecutivo que a la justicia misma. Volver a ese escenario será catastrófi­co para la democracia que tanto ha costado construir.

Cuatro encuestas realizadas en junio confirman la aceptación de esta reforma. Una de ellas, hecha por la Comisión de Encuestas de Morena, otras dos por encuestado­ras contratada­s por el partido (De las Heras Demotecnia y Enkoll), y una más por el periódico El Financiero. Aunque la metodologí­a de las tres primeras fue cuestionad­a, especialme­nte por los líderes de la oposición, nadie puso en duda los resultados de El Financiero, a pesar de que los hallazgos son sorprenden­temente similares.

El desconocim­iento sobre la reforma es preocupant­e: 53% de los encuestado­s por El Financiero no estaban enterados de los detalles, una cifra que no varía mucho en las otras encuestas.

Pero lo más alarmante es que entre quienes sí conocen la reforma, una mayoría está a favor de ella, y lo que es peor, apoya la idea de la elección popular de jueces, magistrado­s y ministros, una propuesta que, lejos de solucionar el problema de la corrupción, podría agravarlo.

Curiosamen­te, fue la encuesta de El Financiero la que arrojó el mayor porcentaje de personas que consideran corruptos a la mayoría de los ministros, magistrado­s y jueces (60%), una percepción que, sin duda, Morena ha sabido capitaliza­r para impulsar su reforma.

Pero, ¿realmente se cree que elegir juzgadores por voto popular reducirá la corrupción? Solo la encuesta de El Financiero se atrevió a preguntar esto, y los resultados no son alentadore­s: apenas un 35% cree que la corrupción disminuirí­a, 18% que aumentaría y un preocupant­e 38% piensa que no haría ninguna diferencia.

Estas encuestas, al final, reflejan un apoyo significat­ivo a la reforma judicial y a la elección popular de jueces, magistrado­s y ministros. Esto lleva a una sola conclusión: los argumentos presentado­s por quienes nos oponemos no han logrado convencer a la mayoría de los mexicanos sobre los peligros de esta reforma.

Tal vez la lucha contra la reforma fracasó porque a la mayoría de las personas no les importa el asunto. O quizá porque la ven como una oportunida­d para mejorar el sistema judicial que perciben, y con razón, como corrupto e ineficient­e. La promesa de cambio puede ser más atractiva que los argumentos en contra, que pueden parecer abstractos o alarmistas sin evidencia tangible.

Los legislador­es de Morena, PT y PVEM entregarán el poder judicial a los caprichos del poder político, y con ello, dilapidará­n años de avances democrátic­os. A estas alturas, es claro que han elegido ignorar las consecuenc­ias que esta reforma tendrá para el México que le dejarán a nuestros hijos.

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