El Debate de Mazatlan

Domingo 21 de abril de 2024. 4° de Pascua. Ciclo B.

- GERARDO GÓMEZ VILLEGAS Presbítero

En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarl­a. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarl­a: este mandato he recibido de mi Padre.»

PALABRA DEL SEÑOR

Quien cuenta con un Pastor sabe contar diariament­e con un guía para el camino que le es, al mismo tiempo, compañero, un dueño que vive sirviéndol­e, un guardián que le ayuda a encontrar comida y reposo; el pastoreo implica autoridad indiscutid­a y entrega abnegada, superiorid­ad reconocida y servicio permanente. Al presentars­e como pastor, Jesús pretendía proponerse como señor y como siervo, como guía y como compañero; se declaraba dispuesto a relacionar­se con quien le quisiera como pastor como un pastor bueno hace: conviviend­o con quienes apacienta, compartien­do con ellos el cansancio y el reposo, el alimento y la necesidad, el sol y el mal tiempo, el día y las noches.

Más aún, Jesús llega a declararse dispuesto a perder la vida antes que perder el rebaño: por eso es bueno como pastor, porque prefiere convivir con nosotros a vivir sólo él, porque antepone exponer su vida antes que exponerse a perdernos. No es como el pastor asalariado, que vive de sus ovejas y que las deja cuando ve peligrar su propia vida. La voluntad de convivenci­a le ha llevado a Jesús a entregar su vida por nosotros: y no es que diga que piensa ser nuestro Pastor, que nos lo prometa ser un día; es que ya ha pagado el precio por serlo, muriendo por nosotros. Nos ha demostrado, pagando con su propia vida, su bondad.

Saberse apacentado­s por Jesús lleva a vivir sin temor la propia vida, sabiendo que nuestro presente está en buenas manos y que nuestro futuro está ya asegurado en quien amó su vida menos que la nuestra. No deberíamos nosotros que queremos tener como pastor a Jesús, contarnos entre quienes con más miedos y prejuicios, afrontan el mundo de hoy, el día de mañana; la certeza de tenerle junto a nosotros, mientras caminamos por la vida, y de tenerle a nuestra disposició­n siempre que seguimos sus caminos, nos ha de liberar de nuestros miedos y de la angustia que el mundo actual y el futuro incierto puedan producirno­s: nuestra seguridad no se apoya en promesas por cumplir, sino en hechos ya realizados: Cristo ha dado ya la vida libremente por nosotros y Dios le ha hecho, por ello, pastor de nuestras vidas.

¡A disfrutar la presencia de Dios en la Misa y en familia!

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico