El Debate de Mazatlan

Horas que fueron instantes

- IRMA AGUILAR @irmaa.aguilar

Amanecía y hacía frío al llegar al lago Aintzira. Reinaba la neblina, el sol lanzaba destellos naranja, el cielo se pintaba de azul y no imaginaba que saldría de mi zona de confort, la gastronomí­a y entraría al mundo hípico, al que pocas veces me asomo y siempre sorprende. Solo sabía que iba a Urrugne, Francia, a unos cuarenta minutos de casa, y sería asistente de un raid, una disciplina regida por la distancia, la velocidad y la resistenci­a física y psicológic­a tanto del caballo como del jinete. Fui testigo de cómo la persona que cabalga comprende que ese animal, con un promedio de 300 kilos y metro y 60 (medido a la cruz), es sensible, asustadizo, necesita seguridad, motivación. El dueño lo mima, cepilla, peina, cambia las herraduras mensualmen­te. Besa, entrena, alimenta. El animal se doblega y cumple los retos impuestos.

El Raid Basque 2024, modalidad amateur, arrancó hacia las 10 y mientras llegaba la hora, exploré la carpa inundada por olor a huevos fritos y café. Ayudé con los caballos y pasee, mientras Marina Zaldúa Setién y Jean Paul Laborde, mis amigos, revisaban la logística, el recorrido, compartían una aplicación con su ubicación al momento durante el circuito, enviaban códigos QR con la dirección de las ocho asistencia­s.

“La prueba consiste en 60 km en dos bucles de 30 km, con un riguroso plan de asistencia­s en el avituallam­iento del dúo caballo-jinete.

Estos puntos de asistencia refrescan al equipo y lo mantienen hidratado”, describió Zaldúa.

Así me enteré sobre mi función: cargar, rellenar garrafas y cubos de agua para jinetes y caballos, que se deben empapar para reducir el ritmo cardiaco, no pueden rebasar las 64 pulsacione­s por minuto. Los jueces y veterinari­os las miden con rigidez, al igual que verifican su estado general de salud y hacen trotar para ver si su desplazami­ento es correcto.

“Este chequeo se produce antes, durante y después de cada bucle. Si en cualquier caso el caballo no aprueba los parámetros, es eliminado por incumplir los requisitos”, contó.

Minutos antes de la salida, vi cómo revisaron que los cascos estén sin piedras, se pueden lastimar y ser peligroso. Rocían un producto, “un barniz de uñas”, dijo otro amigo, que protege y es repelente. Asimismo, me enteré de que hubo treinta participan­tes y todos los caballos eran árabes, entre los más rápidos y resistente­s. Conocí que dicho raid lo avala la Societé Hipique Française, la máxima autoridad. Que mis amigos están afiliados a la Pau Pyrénées Endurance. Y que uno de ellos, ha ganado un sorteo para ir de espectador a las tres disciplina­s ecuestres —doma, salto y ‘cross-country’ — de los Juegos Olímpicos en París ¡Qué suerte!

La experienci­a duró unas cinco horas, que parecieron instantes. Cuando terminó la carrera y mientras llegaban los resultados, comimos bajo la sombra de robles, frente al lago donde algunos caballos se refrescaba­n y a otros ponían arcilla en las patas. Me explicaron que baja la temperatur­a, es desinflama­nte y elimina toxinas provocadas por el estrés. Pregunté sobre esa “agua especial” mencionada y contaron que la hace otra amiga con heno y cereal germinado, además de hidratarlo­s, aporta nutrientes.

Laborde contó que su caballo se llama Uno Persik, en honor a Persik, un corcel legendario considerad­o uno de los mejores sementales del mundo. Zaldúa comentó que cuando compró a Didi, su yegua, no atravesaba por buenos tiempos. “Estaba muy delgada, era apática, tenía algo parecido a una psoriasis… Hoy está musculada, es esbelta. Es muy buena”, expresó orgullosa. A los pocos minutos, se enteró de que obtuvieron el segundo lugar y varios regalos: un cubo para agua, una crema para cascos, una bolsa de golosinas para equinos…

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico