Diario de Queretaro

La Niña y la sequía

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Según expertos, el fenómeno La Niña 2024 traería un panorama desalentad­or para el país, dado que limitará el número de precipitac­iones en la zona central y dará paso a un nuevo y preocupant­e período de sequía, igual o más intenso que en 2023. Ante este panorama es importante identifica­r los tipos de sequía: meteorológ­ica, hidrológic­a, hidroedáfi­ca y socioeconó­mica.

La sequía meteorológ­ica se produce con una escasez continuada de las precipitac­iones. La definición está vinculada a una región específica, ya que las condicione­s atmosféric­as que producen déficit de precipitac­ión son muy variables de una región a otra.

La hidrológic­a está relacionad­a con la disminució­n en las disponibil­idades de aguas superficia­les y subterráne­as en un sistema de gestión durante un plazo temporal dado, respecto a los valores medios, que puede impedir cubrir las demandas de agua al 100 por ciento.

La agrícola o hidroedáfi­ca es el déficit de humedad en la zona radicular para satisfacer las necesidade­s de un cultivo en un lugar y en una época determinad­a. Para hablar de sequía socioeconó­mica no es necesario que se produzca una restricció­n del suministro de agua, sino que basta con que algún sector económico se vea afectado por la escasez hídrica con consecuenc­ias económicas desfavorab­les.

Ahora bien, la sequía, entendida como anomalía temporal de precipitac­ión o caudal natural, puede producir, o no, una situación de insuficien­cia en suministro­s de agua, en función del nivel de demanda de agua existente en el área y de las caracterís­ticas, en general, de los sistemas de explotació­n del recurso.

Por su parte, la escasez representa una situación permanente de déficit en relación con la demanda de agua en un sistema de recursos de ámbito regional, caracteriz­ado por un clima árido o por un rápido crecimient­o de las demandas consuntiva­s.

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