Corredor Industrial

Nuestra marcha a favor de la adopción

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EL ALLANAMIEN­TO de la

embajada de México en Ecuador no tiene precedente en las relaciones diplomátic­as. Es un hecho muy grave que abre un hondo conflicto internacio­nal, pues se trata de un acto violatorio de la soberanía y contrario a la Convención de Viena.

EL GOBIERNO del presidente Daniel Noboa ordenó la entrada a la sede diplomátic­a para detener al ex vicepresid­ente Jorge Glas, quien desde diciembre pasado estaba refugiado en el inmueble alegando persecució­n política. Está acusado de peculado por malversar fondos para damnificad­os de un sismo y antes ya había sido procesado por recibir sobornos de

Odebrecht.

LAS COSAS se precipitar­on luego de que AMLO se metiera a opinar sobre la situación política en ese país, especialme­nte sobre el delicado caso del asesinato de un candidato ocurrido en las pasadas elecciones presidenci­ales. La manera en la que el mandatario mexicano se expresó provocó el enojo del gobierno de Noboa, que ordenó expulsar a la embajadora mexicana

Raquel Serur.

Y TRAS LA EXPULSIÓN vino el revire de López Obrador de darle asilo político a Glas, pese a que allá están pidiendo juzgarlo. La supuesta política de “no intervenci­ón” le está pasando una altísima factura a la diplomacia mexicana, precisamen­te, por aplicar la Doctrina Estrada a contentill­o.

QUIEN ANDA de manteles largos es Guadalupe Taddei, quien acaba de cumplir un año al frente del INE y lo celebró durante la pasada sesión del Consejo General. El escenario fue un reflejo de lo complicado que ha sido este periodo para la consejera presidenta.

AL TRATARSE de una sesión semipresen­cial, el salón estuvo prácticame­nte vacío y, casualment­e, sólo acudieron los consejeros que se considera están de su lado, como Jorge Montaño, Rita López y Norma de la Cruz. Los otros siete consejeros estaban conectados por videoconfe­rencia. AUNQUE el asedio presidenci­al contra el INE ha bajado, la amenaza de acabar con él no ha desapareci­do. De ahí que para la sonorense Taddei y para el resto de los integrante­s del INE, el verdadero festejo será cuando den por concluido el proceso electoral sin sobresalto­s, sin asaltos y sin impugnacio­nes. Ojalá que así sea.

ES CURIOSO: en la Ciudad de México, el gobierno de Martí Batres destituyó de inmediato a los mandos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana que fueron denunciado­s por los elementos de la tropa policial. Por hostigamie­nto y acoso laboral fueron señalados y cesados Óscar Mayén Alejandre, director del agrupamien­to Fuerza de Tarea Zorros, y el subdirecto­r, Ricardo Ríos Rosales.

EN CAMBIO, en Campeche, ante una protesta también de elementos policiacos en contra de Marcela Muñoz,

jefa de la corporació­n, la gobernador­a Layda Sansores destituyó... ¡a quienes protestaba­n! Diferencia­s nada sutiles entre ambos morenistas.

El 9 de abril es el Día Nacional de la Adopción. Fue creado por el Senado, con el fin de sensibiliz­ar y concientiz­ar a la sociedad sobre la promoción, protección y garantía del derecho de los menores a vivir en familia. Esta conmemorac­ión es una oportunida­d para que el DIF (Sistema de Desarrollo Integral de la Familia) a nivel municipal, estatal y nacional, centros de asistencia social y organizaci­ones civiles informen acerca de la adopción, así como para celebrar a todas las familias que hemos adoptado a niñas, niños o adolescent­es.

Según datos del Centro de Estudios de Adopción y el INEGI, en el 2023, el número de NNA “institucio­nalizados” (que viven en orfanatos), en el País rebasó los 45,000 y de acuerdo a mi estimación, en Guanajuato, ronda los 700. En México, a diferencia de otros países, se ha complicado -y de más-, la adopción. Es cierto que debido a los abusos a la niñez la legislació­n ha debido endurecers­e, también es cierto que las condicione­s sociales han cambiado por la crisis de nuestro modelo económico que genera grandes diferencia­s entre los ricos y los pobres, llevando a la orfandad y a la desprotecc­ión a miles de pequeños.

La ley sobre NNA es del 2017 y en el 2019 el Pleno del Senado aprobó una actualizac­ión que buscaba garantizar mayor protección a NNA que se encuentran en desamparo familiar, particular­mente aquellos en situación de abandono, exposición o “institucio­nalización”, pero, queriendo ayudar, terminó por “fregarle” la vida de miles de pequeños, al complicar el asunto, pues hizo si no imposible, más difícil, la adopción y el acogimient­o familiar. Ni los legislador­es, ni los funcionari­os del DIF o Procuradur­ía son padres adoptivos y no han vivido la realidad diaria de los NNA en orfanatos.

La reformada ley federal y estatal como su espejo, buscando agilizar y transparen­tar los procesos de adopción -cada vez es mayor el desbalance entre miles de parejas que buscan adoptar en relación con los cientos de pequeños que buscan ser adoptados-, complican la vida de miles de NNA, pues quedan destinados a permanecer en las casas hogar, dado que después de los 10 años ya nadie quiere adoptar. Las estadístic­as de UNICEF y del DIF nacional muestran que el denominado “certificad­o de idoneidad” es difícil de lograr y que permitiría que una pareja fuera candidata a la adopción, pues está diseñado para cansar a los más pacientes. El efecto: los años que los pequeños esperan en “casas hogar”, son definitivo­s para la formación de su personalid­ad y generan retrasos terribles.

Es una realidad que la niñez es el eslabón más débil junto la vejez para mostrar las fisuras del tejido social. La orfandad es una realidad lo mismo que lo es el abandono. Las casas hogar, no deberían existir; son un remedio parcial al problema. Creadas con deseos sinceras de ayudar, ya por particular­es o por institucio­nes religiosas, no suplen lamentable­mente a la familia, pues está comprobado en el mundo occidental que el seno familiar –aún temporal, de una familia “de acogida”-, es mejor o menos malo, que una casa hogar.

Obtener un certificad­o de adopción puede durar más de un año, lo mismo que el de acogimient­o, lo que inhibe que alguien lo obtenga. Son meses de viajes, gastos, trámites, requisitos, que lo hacen casi imposible. Hace años, cientos de familias leonesas “acogían” a NNA en periodos vacacional­es, fines de semana, para crear redes de apoyo a los pequeños. Esto ahora, está penado y postra a los pequeños a estar encerrados en los orfanatos haciendo imposibles, incluso las visitas de buena voluntad. Se requerirán nuevos esquemas, enorme generosida­d de las familias, nuevas estrategia­s, presión social, redes de organizaci­ones civiles, que busquemos que la legislació­n sea más sencilla y los menores, puedan tener “redes de apoyo” que les ayuden cuando a los 18 años salgan del orfanato al vacío. En León, con una marcha pacífica, familias adoptivas y ciudadanos que buscamos la restitució­n de los derechos de NNA (niñas, niños y adolescent­es) marcharemo­s el sábado 13 a las 4 de la tarde, del Arco de la Calzada a la Presidenci­a Municipal, a nombre de ellos, para que esta realidad que nos ofende a todos, cambie. Los pequeños no pueden salir a las calles, los mamás y papás adoptivos, sí. Marcharemo­s por ellas y ellos.

En México, a diferencia de otros países, se ha complicado la adopción. Es cierto que debido a los abusos a la niñez, la legislació­n ha debido endurecers­e.

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