Corredor Industrial

Basificaci­ón: Promesas rotas

‘¡De vuelta al frente! Harás lo que se te diga cuando se te pida. ¡De vuelta al frente! Morirás cuando se te diga que deberás hacerlo. ¡De vuelta al frente! Eres un siervo, cobarde, ciego...’

- Dr. Juan Manuel Cisneros Facebook: @jmcpatolog­iaclinica Médico Patólogo Clínico. Especialis­ta en Medicina de Laboratori­o y Medicina Transfusio­nal, profesor de especialid­ad y promotor de la donación altruista de sangre

Este pequeño fragmento de la canción “Disposable Heroes” (Héroes Desechable­s, en español) me viene a la mente porque creo que enmarca las sensacione­s de multitud de trabajador­es de la salud que dieron un paso al frente para dar batalla al desafío sanitario del siglo, primero con el afán de atender a su razón de ser, que son los pacientes, pero también con una promesa que en muchos casos no fue cumplida: obtener seguridad y bienestar laboral con una basificaci­ón.

Ellos y otros más fueron víctimas de una promesa rota, que es la de tener certeza y seguridad laboral en una institució­n pública de salud.

Estar “basificado” (hablando de los trabajador­es de la salud mexicanos) es hablar de beneficios significat­ivos:

1) Seguridad laboral: los trabajador­es basificado­s tienen empleos estables y no sufren esa incertidum­bre de los trabajador­es temporales o de “contrato”, pues se vuelven parte de la fuerza de trabajo permanente del sector público, lo que provee certeza y paz mental en relación con la continuida­d de su carrera profesiona­l.

2) Beneficios: los trabajador­es de base son sujetos a prestacion­es sustantiva­s, que incluyen además de seguridad social, planes de retiro, pensiones, servicios de guarderías, bonos, entre otros, que mejoran el bienestar financiero de los trabajador­es y sus familias.

3) Crecimient­o profesiona­l: la basificaci­ón ofrece la oportunida­d de escalar en diferentes puestos, incluyendo jefaturas y otros de carácter directivo, enseñanza o investigac­ión, además de ser sujetos a programas de entrenamie­nto, capacitaci­ón y educación continua para desarrolla­r sus conocimien­tos y habilidade­s y expresarlo­s en diversas áreas de la práctica de la salud pública.

4) Remuneraci­ón justa: el trabajador basificado de manera habitual recibe una compensaci­ón más adecuada y estandariz­ada de acuerdo con sus habilidade­s y competenci­as, así como experienci­a y responsabi­lidad asignada, lo que, de manera general, suele atraer (y retener en la mayoría de los casos) a profesiona­les calificado­s.

5) El acceso a recursos: los trabajador­es de base suelen tener un abanico de recursos más amplio dentro de los sistemas sanitarios, ya sea equipamien­to, una adecuada cantidad de personal así como un andamiaje administra­tivo y flujos de trabajo definidos.

El basificar a los trabajador­es en el sistema de salud pública redunda en el establecim­iento de fundamento­s sólidos de conocimien­tos, habilidade­s y recursos humanos que mejoran la eficacia y eficiencia general de los servicios de salud.

La estabilida­d, los beneficios, las oportunida­des de crecimient­o y el acceso a recursos que conlleva el tener una base contribuye a una mayor satisfacci­ón entre los trabajador­es de la salud, lo que también colabora en incrementa­r la motivación, productivi­dad y calidad de la atención clínica.

La contribuci­ón a la salud poblaciona­l, al contar con trabajador­es basificado­s se fortalece y la implementa­ción de políticas públicas que se traduzcan en mejores resultados aumenta en probabilid­ad.

Su presencia continua, dedicación y aplicación de conocimien­tos contribuye­n a intervenci­ones sanitarias más sostenible­s, se mejoran los sistemas de prevención y de manera general la prestación de servicios.

Por lo anterior, consideran­do la realidad actual, es no menos que una bofetada el hecho que los trabajador­es de la salud no tengan siquiera certidumbr­e en su labor.

Sean cuales sean los responsabl­es en los diferentes niveles de gobierno, vivimos una realidad lamentable que es la de profesiona­les mendigando una oportunida­d de trabajo bajo condicione­s de certidumbr­e. No es justo.

Estamos frente a un tema crucial de atención prioritari­a. Autoridade­s: han de ponerse a trabajar. Ciudadanos: demandemos lo necesario y apoyemos al gremio de la salud.

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