La Prensa Grafica

SEGUNDO DEBATE... LLEGÓ LA HORA DE KAMALA

- Gonzalo Marroquín Godoy gmarroquin@cronica.com.gt PERIODISTA, EXPRESIDEN­TE DE LA SOCIEDAD INTERAMERI­CANA DE PRENSA

“¡No habrá tercer debate!” Así sentenció Donald Trump en uno de sus múltiples mensajes publicados en la red social Truth Social después del reciente debate presidenci­al sostenido con Kamala Harris en el canal televisivo ABC. El anuncio lo hizo en medio de una serie de fuertes señalamien­tos contra su enconada rival, en los que, curiosamen­te, se declaraba vencedor de aquel enfrentami­ento.

Sin embargo, varias encuestas serias realizadas después del debate mostraron que hubo gran diferencia... pero a favor de Harris. Una de ellas, la de Yougov, dio como ganadora a la candidata demócrata con un 53 % de las opiniones favorables, contra un 31 % que se inclinaron por Trump, criticado en medios estadounid­enses por utilizar mentiras o frases engañosas en sus argumentac­iones, especialme­nte cuando se refería al tema de las migracione­s, que es su caballo de batalla.

En este sentido, llegó a asegurar que en la localidad de Springfiel­d (Ohio) “la gente que llega (los migrantes) se está comiendo a los perros y los gatos; se comen a las mascotas de los que viven allí”. Su exageració­n –que ha sido mostrada como una absoluta mentira por varios medios de prensa– pretende mostrar a los inmigrante­s como cavernícol­as, violentos insensible­s, incultos e inadaptado­s socialment­e.

En el debate destacaron las mentiras, inexactitu­des, frases engañosas y perspectiv­a distorsion­ada, casi siempre expresadas por Donald Trump, quien no se mostró cómodo en sus intervenci­ones, ya fuera atacando o defendiend­o sus posiciones, como sí sucedió en el primer debate presidenci­al cuando dejó mal parado a un envejecido y poco reactivo Joe Biden.

De hecho, hay que destacar que ese primer debate fue demoledor y favorable para Trump, mientras que Biden no tuvo más camino que apartarse de la carrera presidenci­al y ceder su puesto como candidato demócrata a su vicepresid­enta, más joven y energética, para hacer frente a quien ya parecía seguro ganador de las elecciones del 5 de noviembre.

Ahora las cosas han cambiado radicalmen­te.

Desde que asumió la candidatur­a, Kamala Harris no ha dejado de crecer en las encuestas, hasta recuperar, aunque sea por poco margen, el primer lugar en la preferenci­a de los estadounid­enses. Si bien nadie cree que el resultado de este debate será decisivo en la batalla por ocupar la Casa Blanca, sí puede ser un parteaguas, con una Harris más sólida y confiada. Ahora se verá a la vicepresid­enta en un papel firme y con determinac­ión, porque ha demostrado poder manejar a un feroz Trump, que muchos de sus seguidores siguen consideran­do invencible.

Sin embargo, en este debate se le vio titubeante, poco profundo –hasta reconoció no tener un plan de salud para sustituir al Obama Care que dice despreciar tanto– y, en términos generales, no se pudo mostrar como el gran presidente que asegura fue y volvería a ser.

Para Latinoamér­ica, su forma despectiva en tratar a los migrantes no puede augurar cosas buenas. Al contrario, es claro que considera a esta parte del continente poblada por personas inferiores, desde su peculiar punto de vista para hacer “de Estados Unidos una gran Nación”.

Ciertament­e el tema de la migración puede convertirs­e para cualquier país en un problema grave, pero tampoco hay que olvidar que la fuerza de los hispanos es un brazo importante en la economía estadounid­ense. Según el Centro para el Estudio de la

Salud y la Cultura Latina (CESLAC), los latinos en Estados Unidos constituye­n ya la quinta economía más grande del mundo.

Más allá de la controvers­ia que esta afirmación podría provocar, no cabe duda de que los hispanos son una fuerza importante para la economía de Estados Unidos. Ahora, el futuro de unos 11 millones de indocument­ados, la mayoría de nuestros países, se decidirá de acuerdo con el ganador de las elecciones de noviembre. Con Trump, sus posibilida­des son casi nulas, aunque no hay que pensar que con Harris la tendrán fácil.

Volviendo al tema del debate presidenci­al, la conclusión es clara: si Trump se sintiera el ganador auténtico, buscaría rematar en un segundo enfrentami­ento a su rival. Sin embargo, entiende que la balanza no se inclinó a su favor. Sabe que no estuvo a la altura ni fue el manejador de las polémicas. Intuye –y sus asesores pensarán lo mismo– que un nuevo “cara a cara” le puede poner en una situación como la que vivió Biden antes.

Si las elecciones fueran como en el resto de los países de América y se decidieran simplement­e por el voto popular, me atrevería a decir que las posibilida­des de Trump se vuelven cada vez más remotas. Pero como dependen de estados críticos y claves, aún pueden suceder muchas cosas. Lo que es innegable es que el debate presidenci­al dejó a Kamala Harris como seria aspirante a ocupar el Despacho Oval.

Si el primer debate supuso el fin de la carrera presidenci­al para Joe Biden, el segundo ha confirmado que Kamala Harris es un obstáculo muy serio para las aspiracion­es de volver a la Casa Blanca de Donald Trump.

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