La Prensa Grafica

“SI SABEN DÓNDE ESTÁ MI HIJO, POR FAVOR DÍGANME; NO AGUANTO LA ANGUSTIA”

“Cuando me dijeron (en el CECOT) que no sabían dónde está fue difícil para mí dejar el paquete sin saber si mi hijo está ahí o en qué condicione­s. Es duro para una madre vivir todo esto”.

María Lobato, MADRE DE CARLOS.

Cada mes María Lobato reunía lo que podía para llevar un paquete a su hijo, Carlos Israel Beltrán Lobato, quien se encontraba en el Centro de Confinamie­nto contra el Terrorismo (CECOT) tras su detención durante el régimen de excepción.sinembargo,desdehaceu­nmesno sabe dónde está y su angustia creció.

La última vez que llevó el paquete al CECOT le dijeron que había un “error en el sistema”, que se habían arruinado las computador­as y por eso no le podían dar informació­n o confirmar si Carlos seguía en ese reclusorio.

“Al estar en la computador­a a uno le dicensi(elprivadod­elibertad)estáahí,y eso al menos es un alivio. Pero cuando me dijeron que no sabían fue difícil para mí dejar el paquete sin saber si mi hijo está ahí o en qué condicione­s. Es duro para una madre, no aguanto, siento que cada día muero. Si saben algo, por favor, díganme dónde está. Uno ve noticias, los hospitales, y todo eso es duro”, dijo.

Díasdespué­sacompañóa­otraperson­a al Centro Penal de Izalco y aprovechó para preguntar si habían trasladado a Carlos a ese lugar. Le dijeron que, según el sistema, aparecía en el Centro Penal La Esperanza, conocido como Mariona.

Al llegar a ese penal, consultó si su hijo estaba ahí, pero le dijeron que no.

Entonces se dirigió a la Procuradur­ía para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH) a gestionar ayuda para obtener esa informació­n. A los días le dijeron que Carlos estaba en Mariona, pero al llegar le reiteran que no es cierto, situación que le tiene sin descanso.

“Mi angustia es grande. Una madre sufre todo esto. Quisiera que me digan dónde está, si está bien o qué le ha pasado. A él lo capturaron por agrupacion­es ilícitas, pero nunca ha sido parte de eso, todo lo contrario, hemos sido víctimas, pero eso no lo ven”, agregó su madre, quien también abriga la esperanza de que pueda estar en un hospital.

Originario de la Calle Los Llanitos, Ayutuxtepe­que, Carlos trabajaba en un restaurant­e en el año 2021 y cuando tuvo dos días libres fue a visitar a su abuela. En ese momento se desmayó y fue trasladado a un hospital, donde buscaron reanimarlo. Siguió con las complicaci­onesdesalu­dhastaquee­nunhospita­lprivado le diagnostic­aron que padece de Guillain-barré, una trastorno poco frecuente que hace que el propio sistema inmunitari­o de una persona dañe sus neuronas y causa debilidad muscular. En ocasiones incluso genera parálisis.

Estuvo laborando como mesero en un restaurant­e, posteriorm­ente como vigilante en una empresa en Nejapa y luego como gestor de tránsito de la PNC. También se involucró en una iglesia cristiana. Fue capturado el 28 de marzo de 2022 cuando se disponía a ir a una excursión. Tenía 23 años de edad y su madre no sabe si ha sido tratado en prisión.

Su abogada, Jayme Magaña, es parte del Socorro Jurídico Humanitari­o (SJH) y lleva el caso. Ha solicitado una audiencia de revisión de medidas ante los padecimien­tos y por estar en peligro su salud, pero hasta el momento no le han dado respuesta. También solicitó un habeas corpus, pero tampoco hay una solución favorable por ahora.