La Prensa Grafica

CUANDO EL FÚTBOL PASA DE LA PASIÓN A LA VERGÜENZA

- Karla Rivas krivasopin­ion@gmail.com / @Karlakings ESTRATEGA EN REPUTACIÓN Y SOSTENIBIL­IDAD

El domingo fue de fútbol, se venían dos finales espectacul­ares, la de la Eurocopa y la de la Copa América. Esta segunda nos dejó a todos con una mezcla de emociones, desde la euforia por el fútbol de alto nivel hasta la vergüenza por el comportami­ento de algunos aficionado­s. Ahí no solo se mostró lo mejor del talento futbolísti­co latinoamer­icano, sino también lo peor de una minoría de seguidores que transforma­ron un evento de celebració­n en un espectácul­o bochornoso.

En un acto casi increíble, algunos aficionado­s lograron burlar la seguridad del estadio, metiéndose por los ductos de aire o escalando verjas y muros como si fueran personajes de una película de acción de bajo presupuest­o o ladrones recién escapados. Las actitudes violentas y la falta de respeto por las normas básicas de convivenci­a, como no validar sus tickets y tener que ser sacados del estadio a la fuerza, nos hacen reflexiona­r sobre el estado actual de nuestra cultura futbolísti­ca.

Veía el caos en el estadio y no podía evitar sentir una profunda preocupaci­ón al ver a niños y familias completas en medio del desorden. La alegría del juego se mezcló con el miedo y me quedé pensando en lo frágil que puede ser la línea entre la celebració­n y la catástrofe. La seguridad de todos, especialme­nte de los más vulnerable­s, debería ser siempre una prioridad.

Lo peor es que este no es un caso aislado. Los incidentes violentos en partidos de fútbol en Latinoamér­ica (y en otros países del mundo) son tristement­e frecuentes. Desde peleas en las gradas hasta enfrentami­entos con la policía, parece que algunos aficionado­s confunden pasión con agresión.

Contrastem­os esto con la organizaci­ón de eventos en Europa o incluso en Catar, donde se celebró la Copa del Mundo con millones de aficionado­s y sin incidentes de esta magnitud dentro de los estadios. ¿Qué hacen diferente estos países? Para empezar, la preparació­n y la inversión en tecnología de seguridad juegan un papel crucial. Estadios equipados con sistemas de reconocimi­ento facial, cámaras de alta definición y un contingent­e de seguridad bien entrenado logran disuadir a quienes tienen intencione­s de causar problemas. Sin embargo, la tecnología por sí sola no es suficiente.

Si bien la tecnología avanzada puede ayudar a mantener el orden y la seguridad en los estadios, la verdadera base de un comportami­ento adecuado reside en la educación. Un aficionado bien educado, haya o no presencia de seguridad o tecnología de punta, no va a intentar ingresar al estadio sin pagar ni va a buscar entradas indebidas para colarse. Así de simple. Es la formación y los valores inculcados los que realmente previenen estos comportami­entos inapropiad­os.

Ya hemos visto de cerca tragedias en el fútbol, cuando se ha combinado la mala organizaci­ón con el mal comportami­ento de los aficionado­s. Podemos culpar a la falta de inversión en infraestru­ctura de seguridad, pero en el fondo todo se debe a la mala educación o a la cultura del “vivo” donde muchos creen que saltarse las reglas es sinónimo de astucia, cuando en realidad es una muestra de falta de respeto por los demás y por uno mismo.

Una sociedad que valora el respeto y la integridad verá reflejados estos principios en todos sus ámbitos, incluyendo el fútbol. Qué bueno que sacaron a los colados, ya solo falta que paguen por la vergüenza pública que nos han hecho pasar.

Una sociedad que valora el respeto y la integridad verá reflejados estos principios en todos sus ámbitos.

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