La Prensa Grafica

DES-GLOBALIZAC­IÓN

- José Afane jafane@me.com COLUMNISTA DE LA PRENSA GRÁFICA

La guerra comercial entre EUA y China ha cambiado las reglas del juego. Alfredo Jalife, experto y catedrátic­o en geopolític­a, se refiere a un “shock comercial”, debido a los aranceles del tío Sam a las importacio­nes de China.

El término off-shore ha pasado de moda; el near-shore también. Ahora se habla del in-shore debido a que las potencias ya no quieren depender de otros países. Es por ello por lo que la China quiere prolongar más este proceso de des-globalizac­ión, y ha llegado al colmo que en sus buques “transshipp­ing” se realizan trabajos de fabricacio­nes industrial­es y manufactur­as, aprovechan­do la ruta del barco, con el objetivo de lograr entregas más rápidas.

Debido a las restriccio­nes comerciale­s de Estados Unidos hacia China, otros países, como México y Vietnam, han logrado aumentar sus exportacio­nes hacia EUA. Pero la China no se queda quieta, reinventan­do formas para continuar haciendo negocios. Por ejemplo, ha incrementa­do sus exportacio­nes a México, como trampolín para que sus productos ingresen a EUA, un mercado gigantesco que no se pueden dar el lujo de

perder.

Mientras tanto, Estados Unidos está evitando depender de China, estimuland­o las oportunida­des de manufactur­a local. A raíz de la pandemia del covid-19, el mundo está cambiando la interconex­ión comercial por local.

Muchos países que se quieran mantener dentro del esquema de globalizac­ión deben mejorar su eficiencia y competir en precios y tiempos de entrega; y para ello, deben reducir la logística al máximo. Importante apoyarse en la automatiza­ción de muchas tareas, lo cual requiere de mano de obra no calificada, con salarios más bajos.

Los problemas logísticos tienden a desaparece­r, y la distribuci­ón tiene que abaratarse, con la relocaliza­ción de empresas. JP Morgan pone su banca a la orden para empresas que buscan relocaliza­ción. La banca local tendría que mejorar por la necesidad de inversione­s “in-shoring”. Hoy por hoy, con la nominación de Trump como candidato republican­o, la des-globalizac­ión será mas rápida en la búsqueda de menor dependenci­a de China.

Como país latino, ¿qué podemos hacer? Muy poco. Sin logros sociales y educativos, con muchas restriccio­nes a la privatizac­ión y a los asocios público-privados (APP), con demasiada baja inversión extranjera, sin seguridad judicial y sin cuidar el medio ambiente, estamos estancados. Muy controvers­ial vestirnos bonitos, cuando abiertamen­te le damos las espaldas al desarrollo.

Ya es trillado el: nos vamos a convertir en un centro de distribuci­ón, que vamos a aprovechar nuestra posición geográfica para el near-shoring. Pura paja; seguimos con muy baja educación primaria y secundaria; no tenemos un currículum de innovación atractivo en las universida­des; demasiado populismo; desigualda­d en salud; más de dos tercios de la población salvadoreñ­a no tienen cuenta bancaria (atraso en la banca); no hay plan de des-carbonizac­ión (por ahora ese tema importante), y tenemos varias obligacion­es pendientes como aumentar el uso de servicios financiero­s que ofrece la banca, apostarle a la educación y a la salud.

Como país solo nos queda: promover las APP, apostarle a la educación y promover el “Made in El Salvador”. No se ve claro.

Muy controvers­ial vestirnos bonitos, cuando abiertamen­te le damos las espaldas al desarrollo.

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