DES-GLOBALIZACIÓN
La guerra comercial entre EUA y China ha cambiado las reglas del juego. Alfredo Jalife, experto y catedrático en geopolítica, se refiere a un “shock comercial”, debido a los aranceles del tío Sam a las importaciones de China.
El término off-shore ha pasado de moda; el near-shore también. Ahora se habla del in-shore debido a que las potencias ya no quieren depender de otros países. Es por ello por lo que la China quiere prolongar más este proceso de des-globalización, y ha llegado al colmo que en sus buques “transshipping” se realizan trabajos de fabricaciones industriales y manufacturas, aprovechando la ruta del barco, con el objetivo de lograr entregas más rápidas.
Debido a las restricciones comerciales de Estados Unidos hacia China, otros países, como México y Vietnam, han logrado aumentar sus exportaciones hacia EUA. Pero la China no se queda quieta, reinventando formas para continuar haciendo negocios. Por ejemplo, ha incrementado sus exportaciones a México, como trampolín para que sus productos ingresen a EUA, un mercado gigantesco que no se pueden dar el lujo de
perder.
Mientras tanto, Estados Unidos está evitando depender de China, estimulando las oportunidades de manufactura local. A raíz de la pandemia del covid-19, el mundo está cambiando la interconexión comercial por local.
Muchos países que se quieran mantener dentro del esquema de globalización deben mejorar su eficiencia y competir en precios y tiempos de entrega; y para ello, deben reducir la logística al máximo. Importante apoyarse en la automatización de muchas tareas, lo cual requiere de mano de obra no calificada, con salarios más bajos.
Los problemas logísticos tienden a desaparecer, y la distribución tiene que abaratarse, con la relocalización de empresas. JP Morgan pone su banca a la orden para empresas que buscan relocalización. La banca local tendría que mejorar por la necesidad de inversiones “in-shoring”. Hoy por hoy, con la nominación de Trump como candidato republicano, la des-globalización será mas rápida en la búsqueda de menor dependencia de China.
Como país latino, ¿qué podemos hacer? Muy poco. Sin logros sociales y educativos, con muchas restricciones a la privatización y a los asocios público-privados (APP), con demasiada baja inversión extranjera, sin seguridad judicial y sin cuidar el medio ambiente, estamos estancados. Muy controversial vestirnos bonitos, cuando abiertamente le damos las espaldas al desarrollo.
Ya es trillado el: nos vamos a convertir en un centro de distribución, que vamos a aprovechar nuestra posición geográfica para el near-shoring. Pura paja; seguimos con muy baja educación primaria y secundaria; no tenemos un currículum de innovación atractivo en las universidades; demasiado populismo; desigualdad en salud; más de dos tercios de la población salvadoreña no tienen cuenta bancaria (atraso en la banca); no hay plan de des-carbonización (por ahora ese tema importante), y tenemos varias obligaciones pendientes como aumentar el uso de servicios financieros que ofrece la banca, apostarle a la educación y a la salud.
Como país solo nos queda: promover las APP, apostarle a la educación y promover el “Made in El Salvador”. No se ve claro.
Muy controversial vestirnos bonitos, cuando abiertamente le damos las espaldas al desarrollo.