CONVERSANDO SOBRE ECONOMÍA
En una conversación que tuve con un campesino me preguntó: ¿Cómo cree que hará el presidente para mejorar la economía? Difícil pregunta de analizar. Yo le contesté que tendría que aumentar el IVA, por ejemplo, una libra de azúcar valdría más. El Estado tendría más dinero; sin embargo, todo lo que consumimos sería más caro. Además, le contesté, es importante que vengan muchas empresas a invertir.
La conversación fue gratificante; aclarar que el señor cosecha una manzana en donde siembra maíz y frijoles. Oportunidad que muchos no la tienen. Mientras tanto, el 30 % de salvadoreños no tiene las mismas oportunidades. Viven paupérrimamente.
Conversar de economía no es fácil cuando se tienen datos económicos no alentadores. Difícil situación es para los que no tienen una plaza laboral, una solución es emigrar. Quizá un campesino tenga alimentos, eso es un aliciente, menudo problema para los que viven en la ciudad y ganan el salario mínimo.
Debemos ser realistas que, para que El Salvador pueda estabilizarse económicamente, debe de tener un PIB más elevado, debe de estar sin deudas o préstamos internacionales. Se aclara que esos préstamos internacionales fueron heredados. Según Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva: “El economista indicó que el repunte en la dinámica en actividad económica responde al nuevo entorno de seguridad”, aunque no descartó que existan “claroscuros” debido a la misma medida. “En los niveles de crecimiento del PIB de 2023 también influyó el turismo”, acotó Acevedo.
Un duro golpe a la economía fuera si se elevara el salario mínimo, de seguro el sector agropecuario colapsaría. Primeramente, por la mano de obra más cara y segundo por el alto costo de los insumos (pesticidas, abonos, etcétera). Solamente el agricultor que pone a trabajar a toda su familia, desde niños hasta ancianos, podrá sembrar su terreno.
¿Cómo saldrán de la pobreza los salvadoreños? Algunos analistas manifiestan que podría aumentarse el IVA, que el sueldo mínimo debe ser más alto. Sin embargo, si el sueldo mínimo aumenta, todo se va para arriba. Es un engranaje en donde todos los sectores del país entran a lo que le llama el estira y encoge de la oferta y demanda. Recordemos que los impuestos los pagamos todos.
Si el gobierno aumenta el IVA se obtiene más ganancias, más impuestos; sin embargo, no somos un país de primer mundo para soportar las carencias de los productos, especialmente los de la canasta básica. Somos, por desgracia, un país de tercer mundo. Si no fuese por las remesas, estaríamos en peores condiciones.
Con respecto a la pobreza relativa es cuando las personas se encuentran en desventaja respecto a otras personas del mismo entorno con relación al ámbito económico y social. Hemos estado tan mal que se hacen esfuerzos para sacar de la desnutrición a muchas personas, especialmente a los niños. Ese es un indicativo de pobreza.
Un ciudadano estará bien cuando tenga la canasta básica completa, cuando no le falte nada. En El Salvador hay más de 1.9 millones de pobres, los cuales a diario luchan para poder tener lo básico. Según el Banco Mundial el 70 % de los salvadoreños trabaja en el comercio informal, siendo una fortaleza para la economía. Los problemas que aquejan a El Salvador son: inflación, desempleo, pobreza, bajo crecimiento económico y desigualdad. Todos deben de erradicarse a corto o a largo plazo.
No es fácil conversar sobre una economía sana cuando el gobierno hereda una deuda externa; además, el país tiene pobreza, inflación, bajo crecimiento económico y una marcada desigualdad social. No es tarea fácil cuando la economía es uno de los cánceres que más golpean a los salvadoreños.