EN LA POLÍTICA NACIONAL, LA ANTIGUA PREVISIBILIDAD INMÓVIL ESTÁ SIENDO SUSTITUIDA POR LA MOVILIDAD DEL CAMBIO, QUE SE VA EXPRESANDO SIN FIN
Las evidencias acumuladas en las elecciones más recientes –la del 4 de febrero y la del 3 de marzo– nos ponen ante los ojos lo que se menciona en el título la presente Columna. El fenómeno se manifiesta en todo ello responde a las expectativas que eran esperables, pero no por eso deja de haber una impresión de desconcierto, pues apenas estamos entrando en una fase análisis que no se producían en el pasado, aun en el más reciente. Comencemos por hacer un desglose muy sencillo: el 4 de febrero, cuando se eligieron Presidente y Vicepresidente de la República y Diputados de la Asamblea Legislativa, el partido gobernante arrasó a todos los otros partidos; y el 3 de marzo el partido en el Gobierno ganó en Municipios y en el Parlamento Centroamericano, pero los otros partidos tuvieron buenas cuotas. ¿La razón? De seguro que la ciudadanía quiso mantener el liderazgo ejecutivo y la mayoría legislativa, pero en lo tocante a la administración municipal lo normal es definir caso por caso, y eso es lo que vemos en los resultados del recién pasado 3 de marzo. Aquí, además, tenemos una prueba de que todos estos datos son muy positivos para el proceso que va avanzando, porque indican, entre otras cosas, que la ciudadanía no está ciega a favor de nadie, sino que, por el contrario, sigue fortaleciendo su capacidad de adecuar sus decisiones a la realidad que funciona en el ambiente. Es claro que los salvadoreños vamos reconociendo y asimilando las lecciones que nos trae la experiencia, y eso es una ganancia histórica del más alto nivel. Todo lo anterior pone en evidencia que nuestro desempeño democrático tiene hoy un perfil mucho más definido que en cualquier otro momento, y aunque eso es así no hay que descuidar el desenvolvimiento de los hechos, sobre todo en el área política, porque ahí la volatilidad se puede imponer más fácilmente. En todos los niveles y ámbitos de la realidad nacional y global se dan en estos días hechos que antes hubieran sido inverosímiles. Pongamos dos ejemplos de ello: Estados Unidos y El Salvador. En Estados Unidos, dos ancianos están luchando por ganar la Presidencia de la República en el próximo noviembre; en El Salvador, se sigue consolidando un escenario en el que lo que prevalece es la voluntad ciudadana. Estamos evidentemente inmersos en la era del cambio, y esto hay que asumirlo y administrarlo a plenitud, nos hallemos en un rascacielos de Nueva York o en una zona marginal de San Salvador. Y ese cambio al que nos referimos no es ni podría ser una regla fija para todos, sino que es una multiplicidad de fórmulas cada una de ellas aplicable a cada caso en concreto. Hay que irse ajustando, pues, a la realidad múltiple, que es lo que la gobalización ha venido a poner de relieve en todos los ámbitos del mapamundi.