EL ESPECIALISTA
Los trastornos de conducta en los niños no son una sentencia de vida ni una etiqueta para ellos, y ningún tipo de trastorno o dificultad debería serlo, ya que eso no favorece algún pronóstico futuro. Si bien se escucha o se dice que hay que dejar que los niños sean niños, lo cual es bastante cierto, es importante que los padres estén atentos a estos cambios repentinos en sus comportamientos para poder actuar de manera adecuada y sobre todo, a tiempo.
Lo que siempre recomiendo a los padres, cuando vienen a mi consulta por algún tema conductual o emocional es lo siguiente:
- Analizar cuál es el tono,
la forma y el tipo de lenguaje que nosotros como adultos utilizamos con ellos; recordemos que los pequeños aún se encuentran emocionalmente inmaduros y es necesario transmitir los mensajes de manera adecuada. A veces no entienden lo que tratamos de comunicar por estar estresados, cansados o muy angustiados.
- Recordar que, así como hubo un tiempo de desarrollo de los problemas de conducta, asimismo se da el tiempo de las intervenciones terapéuticas. No siempre encontraremos resultados inmediatos, pero sí progresivos. Es importante que los padres apliquen las recomendaciones que el profesional les indique para actuar de manera inmediata y, poco a poco, obtener resultados desde la casa hacia los demás espacios.
- Establecer rutinas y horarios para cada actividad que tengan dentro o fuera de casa, así ya todos están al tanto de las órdenes del día. Asimismo, es bastante positivo que los niños practiquen algún deporte que les enseñe aún más sobre normas y límites, ya sea artes marciales, jiujitsu, fútbol, etc.
- Para los padres, la terapia personal o familiar también es un recurso indispensable. Muchas veces nos dejamos guiar por la experiencia de familiares o amigos que no viven la misma realidad en sus hogares y termina por no funcionar para nosotros. En sus terapias pueden aprender sobre técnicas de manejo de la frustración, para la contención emocional y para el diálogo entre padres.
JEAN CARLOS MARTÍNEZ Psicólogo clínico, graduado en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, diplomado en evaluación psicológica y en intervención con niños y adolescentes.