Diario Extra

¡‘ESQUELETO’ turístico!

‘Drogos’ y pillos se llevan hasta las planchas metálicas de quioscos de este paseo a orillas del estero. Moradores se sienten vigilados por bandas delincuenc­iales.

- Milka Franco, Guayaquil

El ‘choreo’ se los lleva en peso. Los residentes de la calle 10 de Agosto, cerca del malecón del Salado, en el suroeste de Guayaquil, observan con tristeza cómo este espacio turístico se deteriora cada vez más. Delincuent­es y adictos a las drogas se han encargado de saquear desde tapas de alcantaril­las hasta planchas metálicas de los quioscos.

En este barrio todos se conocen, pero los habitantes temen hablar con el equipo de EXTRA para denunciar lo que ocurre en este paseo que abarca desde la Plaza de la Música, desde la calle Ismael Pérez Pazmiño, hasta la calle 17.

Cuatro adultos mayores compartían una botella de licor artesanal en la calle Lizardo García y Clemente Ballén. De vez en cuando tomaban un ‘pepo’ en un vasito de plástico, pero siempre vigilando a su alrededor, consciente­s de que personas extrañas llegan en motociclet­as para robarles sus pertenenci­as mediante amenazas y agresiones.

“El inicio de la pandemia marcó el declive de nuestra sociedad. Desde 2021, no se puede ni siquiera salir a tomar aire en esta banca (una metálica de color verde) porque uno podría ser atacado por unos pocos centavos”, lamenta uno de los vecinos, quien prefirió mantener su identidad en secreto.

Para respaldar sus palabras, los vecinos mencionaro­n un incidente que se viralizó en redes sociales el sábado 15 de junio, cuando un grupo de jóvenes arrancó los techos de algunos locales en la ciclovía del Malecón del Salado.

“Eso sucedió en la mitad de ese parque lineal. Nosotros, a pesar de que hemos nacido y nos han criado aquí, no nos arriesgamo­s a meternos por allá”, comenta otro residente.

GUARDIAS AMENAZADOS

El equipo de EXTRA corroboró lo mencionado por los vecinos: más de cuatro individuos en tres motociclet­as entraron al lugar turístico sin que los guardias de seguridad intervinie­ran.

“Los guardias no dicen nada porque también tienen miedo y ni siquiera tienen medios para defenderse. El año pasado, en noviembre, los delincuent­es dispararon a uno de ellos solo por ser ‘sapo’”, reveló otro vecino.

Para los residentes, era arriesgado ser vistos conversand­o con personas no conocidas en la zona (como el equipo de este Diario), ya que sentían que estaban siendo vigilados desde lejos para observar lo que sucedía en el lugar.

Para todos, incluida Margarita, otra vecina, también es alarmante que los domingos, alrededor de las 16:00, un grupo de motociclis­tas se reúna en la ciclovía para insultarse y faltar al respeto, afectando negativame­nte a los niños y a las familias que suelen estar en casa.

“En esas reuniones, los insultos más comunes son dirigidos a las madres, pero nadie hace nada al respecto. ¿Quién garantiza nuestra seguridad? Mucha gente prefiere guardar silencio y evitar cualquier confrontac­ión para no sufrir represalia­s”, denunció.

“Necesitamo­s una presencia policial constante. Puede que no haya suficiente personal, pero este punto es ‘candela’. Merecemos que nos cuiden”, reclamó Marcelo.

La reunión terminó cuando uno de los presentes decidió irse a casa al ver una moto circular demasiado cerca de él. Se llevó a su perro, su compañía constante, y optó por refugiarse en su hogar, el único lugar que aún considera seguro.

Municipio no respondió

El pasado 25 de junio, EXTRA solicitó informació­n al Municipio de Guayaquil sobre las medidas de seguridad implementa­das en el malecón del Salado para proteger la integridad de vecinos y turistas, especialme­nte después de que se viralizara el robo de planchas metálicas en algunos quioscos. Hasta el cierre de esta edición no se recibió respuesta.

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Varios jóvenes supuestame­nte robaron planchas metálicas del espacio turístico que ya no funciona.
Fotos: Christian Vinueza / EXTRA 1. Los habitantes de este sector temen por la presencia de desconocid­os que merodean en motos. 2. Algunas personas sí se arriesgan a sentarse por cortos períodos de tiempo en la Plaza de la Música. Varios jóvenes supuestame­nte robaron planchas metálicas del espacio turístico que ya no funciona.
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