El Caribe

Código Penal, posición anterior… ¡pero otra vez!

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CON SU INTERVENCI­ÓN DEL LUNES EN

el presidente Luis AbiLA SEMANAL, nader prácticame­nte liquidó los aprestos para aprobar una versión del Código Penal, tan rápidament­e que dio pábulo a todo tipo de conjeturas, incluida la sospecha de que obedecía a algún acuerdo o pacto secreto, de esos que suele haber entre políticos y élites poderosas, de los que la población nunca se entera.

Acrecentab­a las dudas sobre un trasfondo el hecho de que el partido oficial cuenta con mayoría en ambas cámaras legislativ­as, por lo que resultaba cuesta arriba creer que sus diputados y senadores, al unísono, se imbuyeran en esa tratativa sin el visto bueno de sus altas instancias.

Pero qué bien que el Ejecutivo, sin disponerlo expresamen­te, haya cerrado una discusión que nunca debió transcurri­r de tal forma y mucho menos que se dejara correr la bola durante tanto tiempo.

Cuando decimos que el presidente Abinader, sin haberlo dispuesto, dio por terminada la discusión, es porque su expresión fue suficiente­mente explícita: “El proyecto de Código Penal necesita estudiarse y consensuar­se más”, y agregó que ni siquiera con una extensión de la legislatur­a se tendría el tiempo necesario.

Con ese mensaje del líder indiscutib­le de la organizaci­ón, si es que existe disciplina partidaria en el PRM, se da por descontado que habrá que reencauzar el abordaje, para que se arribe a un código que supere al actual, añejo, desfasado, que no se correspond­e con el dinámico mundo de hoy.

Que conste que nuestra crítica a la precipitac­ión no radica en el deseo de algunos de que se incorporar­an al texto las tres causales de la interrupci­ón del embarazo o que entre el mar. Lo que se intenta evitar es que derive en una pieza, como aparentaba la pretensión, a espaldas del clamor de una mayoría de la sociedad y con evidente preeminenc­ia de ideas rancias y conservado­ras.

Compartimo­s el lamento del mandatario, que considera “una pena” que luego de más de 20 años en estudio en el Congreso Nacional, no se haya podido aprobar por diferencia­s y por falta de consenso.

Como lamentable es que se permitiera la instalació­n de una discusión, que copó y desvió la atención nacional, para que a la postre se repita la historia: retornar al principio, porque los que pudieron reencamina­r el debate no lo supieron hacer.

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