En torno a los Reyes Magos
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
La historia de los Reyes Magos es siempre hermosa e imperecedera. También alrededor de ella se escriben, en literatura, cuentos. He aquí uno de mi autoría. Me pareció interesante volverlo a publicar ahora, porque como la historia original de los Magos, este tema también es imperecedero. Los magos que llegaron después. (Mateo 2, 1-12)
Llegaron por entonces a América Latina unos científicos del Medio Oriente, de Europa Oriental y de los pueblos del Sol Naciente, que se dedicaban al estudio de las Galaxias y del paso de Dios por los acontecimientos de la historia, los signos de los tiempos, y preguntaron:
-¿Dónde está el Cristo, el Rey del mundo que ha nacido?
Pues hemos visto brillar sus estrella en Medellín, Puebla y Santo Domingo, y andamos buscándolo para adorarlo.
El capitalismo, el marxismo y los militares de la seguridad nacional se inquietaron mucho al oír esto y con ellos los habitantes de los cinco continentes, porque hacía muchos siglos de ese acontecimiento: el Cristo era de Nazareth, nacido en Belén, muerto y resucitado en Jerusalén; predicó una Buena Noticia de Liberación y Comunión; inició el Reino de Dios y dio participación a los hombres en su construcción: una civilización de la verdad y el amor; de la libertad y la dignidad, la justicia y la paz. Y se llamaba Jesús.
Un Consejo Mundial de las Naciones mandó llamar a todos los obispos y sacerdotes, teólogos y peritos seglares de la Iglesia y les preguntó dónde, por fin, debía nacer el Mesías.
Ellos le dijeron:
-En los más pequeños del mundo, porque así lo escribió el
Evangelista:
...Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme”.
Le replicaron los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber? ¿cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el Señor les contestará: “se lo aseguro, cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo”.
Entonces, los Gobiernos llamaron a los sabios y se informaron por ellos con más detalles acerca de la estrella que vieron brillar y los signos de los tiempos y los enviaron a los más pequeños del mundo y les dijeron:
-Vayan allá y averigüen todo lo que puedan sobre la opción preferencial por los pobres y la presencia de Cristo en ellos y, cuando lo hayan hecho, avísennos para ir también nosotros a servirlos.
Con estas indicaciones, se fueron. Y la estrella, que habían visto salir, iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre los pueblos del Tercer Mundo, los carentes de plena participación espiritual, social y política.
Cuando los Magos volvieron a ver la estrella y los dignos de Dios presentes en el tiempo, confirmados en las Encíclicas de los Papas y en los Documentos de los Obispos, se alegraron.
Luego entraron en la casa y vieron a los más pequeños del mundo, con María, su Madre y, arrodillándose, los sirvieron. Abrieron sus cofres y les ofrecieron: Oro, como a Reyes, porque son los predilectos de Dios.
Incienso, como a Dios, porque también ellos viven en Dios.
Mirra, para la sepultura, porque el pobre vive crucificado.
Advertidos en sueños y por el Evangelio de que no debían volver a donde estaban los poderes de este mundo, regresaron a su tierra por el camino del anuncio, la denuncia y el acompañamiento proféticos, la vida en el Espíritu y los compromisos concretos con los más pequeños de este mundo.
CERTIFICO que el cuento “Los magos que llegaron después” es de mi autoría.
DOY FE en Santiago de los Caballeros a los cinco (5) días del mes de enero del año del Señor dos mil veinticuatro (2024).
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