La Teja

Abrazo de nietos es su último recuerdo

Pérdida. Hermanos de 14 años y 21 años murieron ahogados en Puerto Viejo

- Alejandra Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Un abrazo que ni la muerte pudo separar es el recuerdo que quedó en la memoria y el corazón de don Marvin Araya al referirse a sus nietos Andrés y Alonso Ramírez Araya, de 14 años y 21 años, quienes murieron ahogados en playa Chiquita de Puerto Viejo, en Talamanca de Limón.

Don Marvin comentó que la tragedia ocurrió en un paseo familiar, el cual se convirtió en la despedida de estos dos muchachos.

Era la primera vez que el abuelito viajaba a la playa con los nietos, pues una hija que vive en Estados Unidos llegó de visita a Costa Rica y querían pasar todos juntos.

Alonso era el mayor de sus nietos y siempre fue un joven lleno de valores, estaba pronto a graduarse como ingeniero en sistemas; Andrés, por su parte, comenzaba a trabajar en sus metas al cursar el sétimo año en el Colegio Académico Jiménez.

“Ellos eran muy unidos, siempre estaban cerca, se querían mucho y se respetaban, eran unos muchachos muy educados, siempre estaban con una sonrisa, nunca se veían enojados o de andar reclamando.

“Incluso, la última noche que estuvimos todos en la playa, ellos permanecía­n abrazados y ese es el último recuerdo que me queda, era como la despedida que nos daban”, manifestó el abuelito.

Don Marvin señaló que ellos eran los únicos hijos de su hija de nombre Alejandra, a quien describió como una mamá soltera que se esforzaba por sacar adelante a sus retoños.

“La mamá les dio buenas bases y mi nieto Alonso decía que quería ejercer su profesión para que la mamá dejara de trabajar y él ayudar con las obligacion­es de la familia, ellos tres siempre permanecía­n juntos y eso lo admiraba, pero lo bueno a veces dura muy poco”, manifestó el abuelito.

Los jóvenes hermanos acostumbra­ban visitar al abuelito y siempre participab­an en la unión del hogar.

“Eran unos chiquitos muy sanos, muy respetuoso­s”, afirma el abuelito.

Tragedia. La tragedia ocurrió el miércoles 10 de julio anterior, cuando, al parecer, Andrés tenía el agua por las rodillas, pero de un momento a otro fue arrastrado por el mar; su hermano Alonso intentó salvarlo, pero ambos desapareci­eron en el agua.

Andrés fue sepultado en Guácimo, Limón y en esa misma ceremonia despidiero­n a su hermano Alonso, cuyo cuerpo no ha aparecido y aunque su familia está resignada, solo esperan que algún día le puedan hacer un funeral.

Don Marvin les agradece a todas las personas que de muchas maneras les han extendido palabras de aliento para seguir adelante ante la pérdida que tuvieron.

Concluyó diciendo que después de la tragedia se enteraron de que esa parte de la playa es peligrosa por las olas grandes y por tener cuevas; las autoridade­s les piden a los visitantes siempre preguntar si la playa es apta para bañarse.

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CORTESÍA Don Marvin Araya guarda como un tesoro las fotos junto a sus nietos Andrés y Alonso.

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