Segunda huelga contra ajustes de Milei paraliza Argentina
› Principales estaciones de tren, puertos y aeropuertos del país estuvieron prácticamente vacíos este jueves
Calles semivacías, escaso transporte público, colegios y bancos cerrados, y pocos comercios abiertos en la capital argentina, Buenos Aires. El presidente argentino, Javier Milei, enfrentó este jueves la segunda huelga general contra sus políticas de ajuste.
La medida dejó semidesiertas las terminales de transporte ferroviario y portuario, así como el aeropuerto principal de la ciudad, donde la actividad quedó interrumpida con cientos de vuelos reprogramados. Algunos autobuses que no se adhirieron a la medida de fuerza circularon durante la mañana, aunque con escasa afluencia de pasajeros, mientras que el tránsito de vehículos particulares era similar al de un día no laborable.
Convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT), el paro de 24 horas no preveía una movilización en las calles. La CGT acusa al gobierno del ultraliberal Milei de carecer de “diálogo social” e implementar “un ajuste brutal que sufren especialmente los sectores de menores ingresos, las clases medias asalariadas, jubilados y pensionados”.
Argentina vive una fuerte recesión económica, con una inflación que roza el 290% interanual y un ajuste fiscal que permitió, en el primer trimestre del año, el primer superávit desde el 2008, pero al costo de miles de despidos, eliminación de subsidios, aumento de las tarifas de los servicios públicos y deterioro de salarios y jubilaciones.
La actividad industrial acentuó su derrumbe en marzo, con una caída interanual del 21,2%, y la construcción se hundió un 42,2% en igual periodo, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La contracción industrial es la mayor desde abril del 2020, cuando la actividad estaba semiparalizada por la cuarentena impuesta por la pandemia.
El paro general es el segundo contra las políticas de Milei, tras el realizado el 24 de enero, en un marco de marchas y manifestaciones casi diarias contra el ajuste. La mayor protesta tuvo lugar el 23 de abril, cuando cientos de miles de personas marcharon en todo el país en defensa de la universidad pública, que ve amenazada su continuidad por falta de presupuesto.
También, el 1.º de mayo, los sindicatos salieron a la calle para pedir al gobierno un cambio en sus políticas. “La opinión pública se mostró dispuesta a movilizarse en ciertos temas que considera que son bienes colectivos y que están por encima de la polarización política”, dijo el politólogo Gabriel Vommaro.
Ayer, cerca de 400 vuelos fueron cancelados y 70.000 pasajeros resultaron perjudicados, según la Asociación Latinoamericana de Transporte Aéreo. En los puertos de la zona periférica de Rosario (Santa Fe), por donde el país exporta el 80% de su producción agroindustrial, la actividad quedó prácticamente paralizada, según fuentes del sector agroindustrial.
El paro se produce en medio de la “cosecha gruesa”, el periodo de mayor producción de este importante exportador mundial de alimentos.
‘Salgan a trabajar’. En Buenos Aires, los bancos, las escuelas públicas y la mayoría de las estaciones de servicio no prestaron servicio, y tampoco se realizó la recolección de basura. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, instó ayer a la población a “salir a trabajar”, durante una improvisada rueda de prensa en la terminal de autobuses de Constitución, uno de los principales centros de transporte de la capital argentina, donde circulaba un puñado de autobuses.
“Salgan los que aún no han salido a trabajar, hay medios de transporte para los que quieran ir a trabajar”, aseguró Bullrich. La funcionaria afirmó que durante la mañana se reportaron ataques a autobuses a los que “les rompieron vidrios y les pusieron clavos para que pinchen” los neumáticos, aunque no precisó los lugares de los ataques.
“La situación de los trabajadores no es la ideal, creo que es necesaria una medida de fuerza, pero por temas políticos nuestra empresa no se adhiere al paro”, expresó Juan Di Gerónimo, de 32 años, quien labora como controlador para la empresa autobusera Dota.
A pesar de un ligero retroceso en abril, varios sondeos recientes sitúan la imagen positiva de Milei entre el 45% y el 50%. “Sus apoyos se mantienen bastante sólidos”, ponderó Vommaro. Esta estabilidad es notable para un gobierno que, en apenas cinco meses, llevó a cabo lo que Milei describe como “el mayor ajuste de la historia de la humanidad”.
Sin embargo, algunos dudan sobre cuánto tiempo continuará ese respaldo. “El límite del ajuste es la capacidad de resistencia de los ajustados”, expresó Carlos Heller, exbanquero y diputado de la oposición, crítico del gobierno.