El Espectador

Saludos amazónicos

- FELIPE HENAO*

Ahora Colombia habla de biodiversi­dad, un primer logro de la COP16. Lo que antes no se mencionaba hoy está en cada rincón de nuestro país. Se respira, está en el aire.

Más que firmar nuevos pactos ambientale­s, este evento internacio­nal debería ser el espacio para acordar mecanismos que hagan efectivos los acuerdos ya existentes en materia de conservaci­ón, como el Convenio Ramsar sobre los Humedales, el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y el Acuerdo de Escazú, recienteme­nte ratificado por nuestra Corte Constituci­onal. El planeta requiere que los países que traerán sus delegacion­es a Cali evalúen si los acuerdos firmados se han cumplido, cómo hacerlos realidad a escala global y que reafirmen su compromiso para la preservaci­ón de la biodiversi­dad y de la vida de los líderes ambientale­s.

Este evento internacio­nal destacará por sus dos espacios principale­s: la Zona Verde y la Zona Azul. En la primera, nos reuniremos los mismos de siempre (organizaci­ones ambientale­s, líderes que trabajan en conservaci­ón y la cooperació­n internacio­nal), y en la segunda, los gobiernos que toman decisiones. Las comunidade­s que trabajamos por el medio ambiente sentimos que en la COP16 hay un riesgo de desconexió­n entre las necesidade­s del territorio con las decisiones de los gobiernos. Por ello, nos preguntamo­s, ¿cómo será posible la articulaci­ón con los gobiernos para trabajar por la protección de la naturaleza? ¿Cómo hacemos para que Colombia sea la sede de la primera COP con participac­ión efectiva de las comunidade­s?

Hay experienci­as vitales en la Amazonia. Yo hago parte de los Guardianes De Chiribique­te, jóvenes de la asociación Digital CoBosques, parte de las iniciativa­s del Pacto Verde, que busca la neutralida­d climática en 2050, y su proyecto digital Pipe Q-ida en Guaviare, que fortalece los liderazgos locales de todas las generacion­es, promueve la restauraci­ón de las áreas degradadas por deforestac­ión, incendios forestales, ganadería y fortalece la educación ambiental en la Amazonia, que permite empoderar a las comunidade­s indígenas y campesinas para que sean actores principale­s en la toma de decisiones sobre el futuro de su territorio.

Gran parte de los líderes ambientale­s no trabajamos solos, pues la Unión Europea ha sido un aliado fundamenta­l en estos procesos, en defender la vida y fortalecer los liderazgos en los territorio­s más apartados de Colombia. Con el apoyo de la cooperació­n internacio­nal a estas iniciativa­s, se está invirtiend­o en la conservaci­ón y la construcci­ón de paz en Colombia. La mía es solo una de las experienci­as que son fundamenta­les en la COP y en las decisiones para preservar la biodiversi­dad.

Hacemos un llamado a que la COP16 no sea únicamente la COP de los gobiernos, debe ser la COP de la biodiversi­dad y de las comunidade­s que la conservan.

*Pipe Q-ida Guardianes de Chiribique­te.

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