El Espectador

Obras del metro: así sufren los comerciant­es los cierres en la Caracas

Desde el 4 de mayo vienen cerrando estaciones de Transmilen­io para darle paso al metro, una medida que no solo impacta la movilidad, sino a los comerciant­es, quienes temen perder el sustento para sus familias.

- MARÍA ANGÉLICA GARCÍA PUERTO magarcia@elespectad­or.com @ _amariag

Obras y más obras es el panorama en la ciudad por cuenta, entre otras, de la construcci­ón de la primera línea del metro elevado, que promete generar desarrollo y mejorar la movilidad cuando entre a operar en 2028. Pero mientras llega el día los ciudadanos sentirán el efecto contrario. En especial en un punto neurálgico: la avenida Caracas, columna del transporte en la capital. El colapso allí lo sufre toda Bogotá.

Y ya se empezó a sentir. Desde el 4 de mayo comenzó el cierre escalonado de estaciones de Transmilen­io (TM). La primera fue la estación Calle 26, alterando la movilidad para las 11.458 personas que validaban a diario su pasaje en este punto; el 25 de mayo fue la estación Marly (Caracas con calle 49), que reportaba 31.349 validacion­es, y este sábado, la estación Calle 72, que reportaba 17.702. En agosto cerrarán la de la Calle 63.

“Hasta el momento la operación ha sido positiva. Hemos dado alternativ­as a los usuarios, como rutas duales y circulares, para que se puedan conectar con troncales como la NQS y la operación del sistema en la carrera séptima”, comenta María Ortiz, gerente de TM, quien agregó que los cierres durarán mínimo un año o un año y medio.

“Muchos locales han cerrado”

Pero los efectos no solo se sienten en la movilidad, sino también los sienten los comerciant­es, que se beneficiab­an de la estela de transeúnte­s que deja TM. Julieth Lorena Mateus administra hace cuatro años una peluquería, en la carrera 15 con calle 52, cerca de la estación Marly, y dice que el cierre sí la afectó. “Antes recibíamos 100 clientes en un día, ahora máximo 20. Eso sí, seguimos pagando $2 millones de arriendo y $800 mil en servicios. Toca mirar hasta dónde aguantamos. Hay familias que dependen de nosotros”.

Carlos, quien desde hace 30 años compra y vende ropa usada, espera en su silla a que la gente entre a su local. “Antes vendía $700 mil en un día, ahora $100 mil. Está terrible. Al menos, cuando estaba TM, la gente pasaba. Vamos a ver si resistimos o si nos toca entregar el local y buscar en otro lado”.

Los comerciant­es han asistido a reuniones con la Empresa Metro, Transmilen­io y la Alcaldía de Chapinero. “Les preguntamo­s por ayudas, pero alguien nos dijo que eso no iba a pasar. Que disponían de $1 a $3 millones como préstamo, pero no tiene lógica. No voy a endeudarme. Nos preocupan los arriendos y pedimos una carta para pedir rebaja a los dueños y no tener que entregar los locales”, comentó Mauricio, otro vendedor de ropa usada.

Los vendedores ambulantes también sienten el rigor. Como lo certifica Heidy Lozano, quien hace cinco años vende frente a una clínica, en la carrera 15 con calle 52. Sus quejas van acompañada­s de propuestas para que “la obra no enriquezca el transporte y empobrezca a los vendedores”. “Hubo un preaviso, pero cuando llegó el cierre las ventas cayeron. Mis ganancias pasaron de $50 mil a $15 mil diarios. Vivíamos de la gente que llegaba a la estación Marly. Le propongo al alcalde que, de la mano del IPES, nos apoyen, para que nuestra canasta familiar se vea menos afectada y podamos atender, en mi caso, las cinco bocas que esperan en casa”.

Este panorama no mejora cuadras al norte. En la calle 72 con carrera 20 el paso está restringid­o. En esa cuadra hay diversos negocios, entre ellos el de Eulalia Vargas, que desde 2013 vende elementos de seguridad industrial. “Vendíamos hasta $1,5 millones diarios. Ahora son $100 mil o nada. Muchos cerraron. La gente no quiere venir y, con el cierre de la estación, menos”, recuerda.

Para Víctor Mojica el panorama es el doble de angustiant­e. Su ferretería estaba en plena Caracas con 72. “Duré 32 años y me sacaron. Me dieron una indemnizac­ión que no compensa el daño”. Sus ventas, dice, alcanzaban los $60 millones mensuales, pero luego del traslado cayeron a $20 millones. “No sé qué hacer. Este local es mi trabajo, mi vida. Ojalá agilicen las obras para que vuelvan los clientes”.

Otros ni siquiera “bajan bandera”, como Jesús Rivera, cocinero de un local de comidas rápidas, rodeado de polisombra­s, cerca del deprimido de la 72 que, según la Empresa Metro, terminarán en octubre. “Es la 1:30 p.m. y no hemos vendido el primer plato. A veces llegan las 5:00 p.m., y nada. Las aplicacion­es no nos mandan pedidos, porque hay pocos domiciliar­ios en la zona. Antes éramos seis empleados y ahora somos 2”, lamenta.

¿Y los alivios?

El alcalde Carlos Fernando Galán reconoce que el retraso en las obras afecta a los comerciant­es y aseguró que estudian cómo compensarl­os. “Los contratos no contemplan el impacto social. Hay países donde sí se incluye una compensaci­ón a quien se ve afectado por las obras. Pero estamos buscando alternativ­as que nos permitan dar alivios”.

Por su parte, el gerente de la Empresa Metro, José Leonidas Narváez, aclara que Metro Línea 1 sí tiene acciones para los afectados. Sobre cuáles y cuándo llegarían los alivios que menciona Galán, Narváez responde que son negociacio­nes particular­es. “No puedo generaliza­r, y hay que hacer un análisis con cada caso. Tenemos un censo de comerciant­es y sus necesidade­s. Además, una gerencia social que los atiende. Si alguno considera que debe ser atendido, estamos en la obligación de escucharlo­s”.

¿Cómo avanza el metro?

Narváez entregó la proyección de la obra para 2024. “El software Primavera P5 permite cargar la informació­n de la ejecución y nos determina el avance”. A partir de esta herramient­a, dijo, tienen programado cerrar el año con un avance del 43 % (actualment­e va en 35,7 %), teniendo en cuenta el traslado anticipado de redes (100 %); la gestión predial, que contempla la adquisició­n de 1.429 predios, y está en 98,88 %, y las obras, concesión que va en el 21,51 %.

En términos de ejecución física, Narváez indicó que esperan iniciar la estación uno del viaducto, el puente metálico de salida del patio taller y en septiembre u octubre terminar las redes de cimentació­n sobre la avenida Villavicen­cio hasta el Portal Américas, así como el intercambi­ador de la calle 72 (va en un 56 %), que, según el alcalde, es precisamen­te parte del retraso de la obra que quieren corregir. Las necesidade­s de los comerciant­es están claras. Resta que el Distrito ponga de su parte para no llevarlos a la quiebra.

De los 24 km de la primera línea, ocho quedan en la avenida Caracas, donde habrá cuatro estaciones, sumadas a las 14 de TM.

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/ Mauricio Alvarado El alcalde Galán aseguró que están realizando estudios para dar alivios a los comerciant­es que se han visto afectados.
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