Que ceda el ritmo de deforestación es una gran noticia
RARA VEZ SE PUEDEN DAR BUENAS noticias en la lucha por la conservación y el cambio de paradigma frente a la sostenibilidad del medio ambiente. Sin embargo, esta semana que termina es una notable excepción. Las cifras entregadas por el Ministerio de Ambiente sobre deforestación no son solo un considerable logro del gobierno de Gustavo Petro, sino un gran motivo de esperanza para el mundo entero. Después de años de frustraciones y de sentir que estábamos ante un problema sin vuelta de hoja, Colombia registró en 2023 la cifra de deforestación más baja en los últimos 23 años. Más importante aún, lo consiguió en los territorios más vulnerables. Esto merece aplausos y redoblamiento de apoyos de la comunidad internacional.
Colombia hace parte esencial del futuro del planeta. Los bosques que están bajo nuestro cuidado son una pieza clave de la sostenibilidad de nuestro ecosistema nativo y son la mejor defensa contra los efectos de la emergencia climática. Por eso, desde hace varios gobiernos, la comunidad internacional ha prometido recursos a cambio de resultados. No obstante, las administraciones se han enfrentado con la dificultad de un terreno extenso, un Estado débil y comunidades abandonadas a la suerte de las economías ilegales. Así, los reportes año tras año en el monitoreo de deforestación, más allá de sugerir un moderado optimismo, pintaban el panorama de una guerra muy difícil de ganar.
Ahora, sin embargo, el Gobierno le pudo dar la vuelta a la tendencia. Los resultados hablan por sí mismos. Durante el año pasado se reportó una disminución del 36 % en la deforestación, pasando de 123.517 hectáreas taladas en 2022 a 79.256 en 2023. El 58 % de los más de tres millones de hectáreas que se deforestaron en los últimos 21 años ocurrieron en Putumayo, Meta, Guaviare y Caquetá. En el reciente informe, esos fueron los lugares que más decrecieron en deforestación: Meta (-57 %), Putumayo (-52 %), Caquetá (-34 %) y Guaviare (-27 %). Esto es clave, porque se trata de regiones donde se están viendo los efectos de los diálogos de paz con el Estado Mayor Central, lo que confirma algo que sabemos desde el gobierno de Juan Manuel Santos: la paz sumada al control territorial por parte del Estado son la mejor herramienta para combatir la deforestación.
Otro punto notable es que estos resultados se lograron con el apoyo de las comunidades. El año pasado el Ministerio de Ambiente triplicó los giros a campesinos, pueblos indígenas y afros por concepto de conservación. Lo dijo la ministra de la cartera, Susana Muhamad: “Nosotros sabemos que en un 85 % de los casos donde firmamos los acuerdos las familias cumplen. Llevamos 2.000 familias bajo pagos de $900.000 y 10.000 familias entrando en el proceso”.
En respuesta a todo esto, la Unión Europea anunció una inversión de $47.000 millones para luchar contra la deforestación. Se necesitan esos y más recursos. No se trata de cantar victoria, pues los retos persisten y una reducción del ritmo significaría que la deforestación avanza así se haya ralentizado su crecimiento. Con todo, los resultados demuestran que sí hay maneras de avanzar en una lucha que se creía perdida. Esa es una muy buena noticia para Colombia y el mundo.
“Después de años de frustraciones y de sentir que estábamos ante un problema sin vuelta de hoja, Colombia registró en 2023 la cifra de deforestación más baja en los últimos 23 años”.