El Espectador

Todo, al precio que sea

- MARC HOFSTETTER

Corren tiempos muy difíciles para el sistema de salud colombiano.

La propuesta de reforma del Gobierno —cuyo radicalism­o destrozó la coalición de gobierno y la diversidad ideológica del gabinete, y lo llevó desperdici­ar tres semestres claves para la agenda legislativ­a— finalmente fue rechazada por el Senado de la República. Pero con o sin reforma, las institucio­nes de salud pasan por delicados momentos financiero­s.

Una parte de esa crisis tiene que ver con el estrangula­miento del Gobierno a las EPS al no haber ajustado apropiadam­ente las primas que les debe reconocer a los prestadore­s por sus usuarios, ni pagado a tiempo los servicios que están por fuera de los planes básicos cubiertos por las primas.

Pero hay otro problema financiero de fondo en el sistema, que como sociedad debemos debatir y que ha estado completame­nte ausente de la discusión pública.

Sin importar si el sistema de salud es privado o público, si privilegia los subsidios a la demanda o a la oferta, no hay ninguno que pueda pagar todo, al precio que sea. Y para efectos prácticos, el sistema colombiano permite esa ruta.

¿Cuál es el debate que estamos en mora de dar? Doy un ejemplo para ilustrar el punto: suponga que una empresa farmacéuti­ca acaba de lanzar un nuevo medicament­o que en promedio alarga en tres meses la vida de un paciente con cierto tipo de cáncer. ¿Debemos adoptar ese medicament­o? ¿Debe el sistema de salud pagar esa tecnología? La respuesta correcta, creo, es depende.

Si el medicament­o vale $10.000 por mes, no hay duda alguna de que deberíamos pagarlo. La misma respuesta aplicaría si vale $100.000. ¿Pero si estuviéram­os hablado de US$100.000 por mes lo aprobaríam­os?

Si su respuesta sigue siendo un sí rotundo, súmele otro cero al precio para llegar a US$1’.000.000 por mes. ¿Lo aprobaría? En algún punto, a medida que sumamos ceros a la cuenta, la respuesta deja de ser afirmativa. Ningún país puede pagar todo al precio que sea.

La población colombiana va envejecien­do y los costos de la medicina van subiendo. Debemos lograr una coherencia entre el derecho a la salud y los recursos para financiarl­o. Esa es una discusión ética muy compleja, que incluye hacer las incómodas piruetas del precio y el retorno de esas nuevas tecnología­s.

Lo fácil es eludir el debate, como lo hemos hecho hasta ahora. Pero si los costos del sistema suben sin límite, las deudas se seguirán acumulando y el servicio de todos se deteriorar­á, como ha estado ocurriendo en los últimos meses de estrés financiero.

Eso no se arregla estatizand­o el sistema ni con medicina preventiva. La sociedad debe dar esa discusión y la Corte Constituci­onal no puede seguir mirando para otro lado.

@mahofste

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