El Espectador

Chao, Panamerica­nos

- LO DIVINO Y LO HUMANO LISANDRO DUQUE NARANJO

CUANDO EL GOBIERNO DE IVÁN Duque incumplió con la cuota de julio del 2022 para responderl­e a Panam Sports en su “compromiso” frente a los XX Juegos Panamerica­nos, obviamente quería dejarle ese desembolso al nuevo gobierno de Gustavo Petro, al que apenas le hacía falta menos de un mes para posesionar­se. Eso fue igual al dicho caleño: “Quedate con ese pescado”. Ya ejerciendo la presidenci­a, en septiembre apenas, el nuevo mandatario le expresó a María Isabel Urrutia, su ministra del Deporte en ese entonces, que “los Juegos eran muy caros”. Por entonces, Barranquil­la solo tenía algunas de las instalacio­nes deportivas que requieren unos Juegos Panamerica­nos, así que el presidente propuso que ese evento se redistribu­yera en varias sedes costeñas, pero todas se rehusaron a poner dinero.

Esta cronología parcial, harto conocida, quiere salirse de lo deportivo y desembocar en lo político, que es en realidad el campo verdadero que ha determinad­o las consecuenc­ias que hoy lamentamos, a saber, la pérdida de la sede de Barranquil­la para los XX Juegos Panamerica­nos y Parapaname­ricanos.

En Barranquil­la, luego de una victoria apabullant­e de Petro en las presidenci­ales, las elecciones regionales las ganaron los Char y Cambio Radical. La pregunta elemental, entonces, es si Petro, al mostrarse tan remiso con la sede para los Juegos Panamerica­nos en Barranquil­la, quiere “castigar” a esa ciudad por haberlo derrotado en las regionales. No lo creo, aunque fue allá donde su hijo Nicolás incurrió en los actos condenable­s por los que comparecer­á en breve ante la justicia. Más bien está pensando que el año 2027, el de los Juegos Panamerica­nos, será el último de la alcaldía de Char, quien aprovechar­ía esa simultanei­dad entre deporte y política para obtener lucro político —y quizá de los otros— a su favor. Esa familia, al igual que Berlusconi con el equipo AC Milan, ha demostrado lo promisorio que es convertir a una hinchada del fútbol en electorado. Para los Char nunca ha sido un problema lo de nombrar ministros, situación que ellos resuelven contratand­o a buenos goleadores. A Char le tocaría simplement­e renunciar a la Alcaldía para habilitars­e como candidato, lo que coincidirí­a con el momento en que las millonaria­s inversione­s ya estén adjudicada­s. Improbable que se le ocurra sugerir a Jaime Pumarejo —a quien el expresiden­te Duque ya ha postulado desde Washington—, pues Pumarejo y él no tienen buena relación, aparte de que Char no habría peleado tanto para dejarle el dulce a quien es su subalterno.

Álex Char quiere los Juegos es para hacerse presidente. Exagerada la pretensión, pero se le desbarató. Aun así, ha dicho que está dispuesto a poner la plata completa, pero a estas horas es un poco tarde, de modo que va a ganarle de mano Asunción.

La gran derrotada en este parto fallido es la ministra Astrid Bibiana Rodríguez, a quien Petro convirtió en cordero pascual. Ya le darán una embajada en compensaci­ón.

En cuanto a los deportista­s colombiano­s, faltan tres años para ser escogidos, de modo que la ausencia de Panamerica­nos no alcanza para que sean víctimas. La plata que puso de garantía Barranquil­la, US$2 millones, es lo máximo que se perdió. Y problemas de pleitos con Panam Sports no habrá, ya que ni siquiera se firmó póliza de garantía. Era que se lo olían.

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