El año que se fue
LA ACTIVIDAD ECONÓMICA CRECIÓ poco más del 1 % durante 2023. El año anterior el crecimiento fue de 7,3 %, pero se trató del rebote ante la contracción causada por la pandemia del coronavirus. Analizando los datos de los tres primeros trimestres de 2023 que entregó el DANE, el crecimiento alcanzaba solo el 1,2 %, el consumo creció 1,4 %, la formación de capital (que determina el crecimiento futuro de la economía) se contraía un calamitoso 22,5 %, las importaciones decrecían casi 15 % —muy influidas por la formación de capital—, mientras que las exportaciones crecían 3,6 %, constituidas en gran medida por petróleo crudo.
La industria manufacturera se contraía durante el mismo período 3,2 %, pero los textiles caían 14 %, muebles y otros productos de madera se contraían 8,5 % y metalurgia lo hacía un 5 %. Un sector considerado líder de la economía, como la construcción, cayó 5 %, mientras la actividad que podía impulsarse por la acción del sector público, como las carreteras, se contraía 15,4 %, reflejando la aversión de la administración Petro de contratar con el sector privado y/o la falta de pericia para organizar empresas eficientes que acometieran proyectos de obra pública de gran envergadura.
Tan deslucida es la actividad del subsector de construcción pública que pocas personas saben quién es el ministro de Transporte, pero yo se los revelaré. Se trata de William Camargo, ingeniero especializado en la construcción de infraestructura, quien sucedió a Guillermo Reyes, de escasa recordación y quien duró poco en el puesto. Es evidente que la alta rotación en los cargos públicos dificulta la ejecución de los planes del Gobierno; los regaños no solucionan los problemas, pero sí los agravan, aunque el presidente se sienta libre de responsabilidad por las acciones o falta de ellas de su gabinete.
La inflación se redujo de más del 13 % en 2022 a 9,6 % el año pasado, consecuencia del enfriamiento de la economía, que no de la política pública. Por el contrario, el aumento salarial decretado en 2023 por el Gobierno, del 16 %, impidió que la inflación se redujera más de lo observado, creando una renta real a los detentadores del salario mínimo de 6,4 %.
La historia se repetirá probablemente para el 2024 con un salario ajustado en 12 %, otra ganancia para los trabajadores, si es que la inflación durante el año cumple con los pronósticos de que no superará el 7 %. Hasta el momento, el empleo no se ha resentido, pues la tasa de desempleo registró un 9,6 % en diciembre, pero tal nivel es precario: se viene una contracción de la actividad económica general, al mismo tiempo que se ha encarecido la contratación de mano de obra, o sea, son las dos hojas de una tijera que se cierra.
Otro factor que ayuda a la política económica del Gobierno es la revaluación del peso. El dólar alcanzó a cotizarse en $4.810 en 2022, pero cerró 2023 en $3.875, algo que resultó del aumento del precio del petróleo, que pasó de US$81 el barril en 2022 a US$90 en 2023. El dólar barato reduce la inflación y favorece la inversión que por lo general es intensiva en importaciones de bienes de capital.
Si el Gobierno logra hacer aprobar la reforma laboral, se encarecerá aún más la contratación porque se modifica el horario a partir del cual se cobran horas extras, que pasa de la trasnochada que hizo aprobar Álvaro Uribe a partir de las 9 p.m. a las 7 p.m., además con un recargo del 100 % y no del 75 %.