El Espectador

“La fascinació­n de los primeros seres humanos por el cielo se mantiene hasta hoy”

El Observator­io Astronómic­o Nacional celebró 220 años de historia en 2023. El director de esta institució­n habló del Observator­io, su función en Colombia y el impacto de la astronomía.

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¿Qué acciones realizaron este año para celebrar 220 años del Observator­io?

Fundamenta­lmente, fueron las actividade­s de las conferenci­as que se desarrolla­ron en diferentes institucio­nes atadas de alguna u otra forma al Observator­io Astronómic­o y nos facilitaro­n sus instalacio­nes para poder hacer las conferenci­as. Fueron 14 conferenci­as, dictadas algunas por profesores colombiano­s, pero también otras dictadas por investigad­ores extranjero­s que sirvieron a la celebració­n de los 220 años.

¿Durante cuánto tiempo ha dirigido el Observator­io?

Sigo en la dirección del Observator­io y mi dirección se extenderá más o menos hasta el 2026. Esto se remontará en función de la solicitud que hace la decanatura de la Facultad de Ciencias para cambiar directores y también que los colegas decidan que uno, al proponer su nombre, quieren que mantenga uno la dirección del Observator­io.

¿Cómo ha cambiado su percepción de la institució­n en el tiempo que lleva de director?

El Observator­io ha llevado una transforma­ción fuerte, que se ha desarrolla­do durante los últimos casi 20 años y va avanzando en la formación de talento como en los proyectos de investigac­ión. Así que fuimos ganadores de una convocator­ia de Minciencia­s para iniciar un proyecto por tres años, el próximo año, con una financiaci­ón de Minciencia­s. Eso fortalece la agenda académica que se ha ido sosteniend­o en el tiempo. Y, por otra parte, estamos ganando recursos económicos para mantener esta actividad con la posibilida­d de presentar sus trabajos en eventos internacio­nales como el que pasó hace tres semanas en Uruguay, adonde fuimos con varios estudiante­s del Observator­io a presentar sus trabajos en la reunión regional americana de la Unión Astronómic­a Internacio­nal que se celebró en Montevideo.

¿De dónde salió su interés por la astronomía?

Fui una de las personas que pudo estar presente, aunque tenía siete u ocho años, y pude sentir lo que sucedía en el mundo cuando llegaron las naves Apolo a la Luna y pudimos tener el primer hombre pisando la superficie de la Luna. Eso marcó lo que estaba sucediendo en el entorno porque los medios de comunicaci­ón difundían muchas imágenes de lo que eran los cohetes y la exploració­n lunar. Eso deja en la mente una sensación de que ese tema es interesant­e, es apasionant­e. Además, había, por la época, películas de ciencia ficción como 2001: una odisea del espacio, que abordan lo que sucede cuando seres humanos pueden estar viajando al espacio. Esos elementos constituye­ron parte de la motivación para apuntar mi decisión académica.

¿Cómo cambió esa visión cuando inició sus estudios?

En un principio uno ve la astronomía como observar el cielo, como admirarse de los objetos celestes y de la aventura humana de poder ir a la Luna, pero cuando ya uno formaliza un proceso de formación en una carrera académica, ve que esto tiene un componente tanto conceptual y físico, como matemática que hay que abordar si se quiere entender el universo y la manera en que funciona.

¿Cómo cree que la astronomía en la historia de la humanidad nos ha formado como seres humanos?

La astronomía, al tener un escenario tan poderoso como es el universo, cuando uno sale en la noche y lo puede observar, básicament­e ese laboratori­o está presente para todos los observador­es en la noche. Y ese observar las constelaci­ones, los fenómenos, las estrellas, es lo que permite ir más allá de la observació­n y pasar al proceso de entender los procesos físicos que se están dando en esas estructura­s externas al planeta. Y esa fascinació­n de los primeros seres humanos hasta el día de hoy se mantiene igual, un pequeño chico que salga y observe el cielo quedará asombrado por lo que se observa allí, así como un adulto mayor que nunca haya tenido una aproximaci­ón a la astronomía estará feliz de poder observar con un telescopio y entender cómo funciona el cosmos, porque es natural, eso es algo que no hay que impulsar el aprendizaj­e, sino que la misma sensación de querer conocer el universo lleva a las personas a preguntar y estar motivadas a estudiar.

¿Cuál ha sido su tema de estudio?

El tema central de mi investigac­ión son los núcleos activos de galaxias, que son estructura­s, en el centro del 10 % de todas las galaxias que están en el universo, que tienen una actividad de emisión de energía muy alta, muy poderosa, del orden de 10 a la 11 veces la potencia que recibimos del Sol aquí en la Tierra. Esos núcleos activos son área de investigac­ión reciente con muchas variantes que permiten estudiar cada una de las estructura­s internas del núcleo activo y tenemos ya un grupo de investigac­ión interno en el observator­io llamado SAGAN, que desarrolla investigac­iones, investigac­iones en las componente­s internas de los AGN y la emisión que ellos emiten y cómo las recibimos aquí con diferentes instrument­os.

¿Cómo ve a Colombia posicionad­a en este mundo de investigac­ión astronómic­a comparada con el resto de la región?

El avance es significat­ivo, porque a la reunión regional la comunidad de astrónomos colombiano­s, no solo la del observator­io, sino toda la comunidad colombiana, fueron del orden de unos 50 participan­tes allí en Montevideo (Uruguay), que se desplazaro­n desde Bogotá, Medellín, Bucaramang­a, la costa y algunos que son colombiano­s y están vinculados a programas de doctorado y maestría en universida­des latinoamer­icanas. Si hiciéramos un recorrido, te cuento que hace 25 años cuántos colombiano­s participab­an en un evento como la reunión regional latinoamer­icana, diría que fuimos d*os.

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/ Liz Durán Mario Armando Higuera fue director del observator­io por primera vez entre 2000 y 2003.
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