Bien por el primer descenso de tasas
LA REDUCCIÓN DE LA TASA DE INTErés de intervención del Banco de la República deja otra buena señal de política macroeconómica para el cierre de año. Aunque debió ser más agresiva que 25 puntos básicos, la medida va sin duda en la dirección correcta. La inflación ha cedido por varios meses consecutivos —a un ritmo lento pero sostenido— y se enfrió ya el crédito para corregir excesos de demanda pospandemia, especialmente del consumo. Sin embargo, de la mano de los resultados deseables en la inflación y el crédito de consumo, ocurrió también una desaceleración de la economía, mayor que la esperada, junto con costos adicionales para la inversión y con signos iniciales de deterioro en el mercado laboral. Era hora de empezar a ceder. No porque el aumento de tasas se haya demorado cuando la inflación despegó, el descenso tenía que tardar.
Estos argumentos no fueron suficientes para alcanzar una decisión por consenso. Cinco miembros de la Junta Directiva del Banco estuvieron a favor y dos en contra, mostrando diferencias en la interpretación de lo que se entiende como manejo cauteloso de la política monetaria. Antes de bajar más la tasa de interés, es de suponer que a la Junta le inquietan dos temas. Primero, que algún choque inflacionario la lleve a aumentar otra vez la tasa, haciendo difícil estar en una senda de menores tasas en el futuro. Algunos codirectores seguramente piensan que esperar un poco ahora, antes de bajar la tasa, ayudaría luego a tener disminuciones con mensajes más claros para los mercados. Segundo, les preocupa que la credibilidad de la Junta se vea afectada por no alcanzar el rango meta de la inflación el próximo año. Sobre lo primero, tres comentarios: 1) poco probable, menos ahora con el ajuste tan importante del déficit de la cuenta corriente; 2) si ocurren, no serían choques originados en un exceso de demanda —para los cuales la política monetaria del Banco es efectiva—; 3) de estar equivocados con 1 y 2, nadie recriminaría al Banco por tener que reajustar su política. Y sobre lo segundo, la decisión reciente muestra que la Junta da por descontado que el rango meta se alcanzará unos meses después de lo planeado inicialmente, quizás hasta 2025. Alargar un poco el horizonte de tiempo para el cumplimiento de la meta es buena política monetaria, dados los indicadores actuales de la actividad económica. Las expectativas de diferentes agentes de mercado parecen además estar en sintonía con lo que busca el Banco.
Por último, dado que independencia no significa aislamiento del entorno político de la política económica, el Banco de la República logra con esta decisión quitarse un peso de encima, sin ningún riesgo técnico por las razones antes mencionadas, y propicia la oportunidad para un punto focal de mejores condiciones para la inversión y la reactivación económica con confluencia de iniciativas privadas y públicas. En muchos proyectos público-privados se esperaba este primer descenso de tasas para contar con factibilidad financiera. Que este paso sea parte de un conjunto de pasos, incluyendo los del Gobierno, para que haya más confianza en la economía del país.
‘‘La reducción de la tasa de interés del Banco de la República deja otra buena señal de política macroeconómica para el cierre de año”.
* Exviceministro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universidad Javeriana. @G_HernandezJi