El Espectador

Bien por el primer descenso de tasas

- GONZALO HERNÁNDEZ*

LA REDUCCIÓN DE LA TASA DE INTErés de intervenci­ón del Banco de la República deja otra buena señal de política macroeconó­mica para el cierre de año. Aunque debió ser más agresiva que 25 puntos básicos, la medida va sin duda en la dirección correcta. La inflación ha cedido por varios meses consecutiv­os —a un ritmo lento pero sostenido— y se enfrió ya el crédito para corregir excesos de demanda pospandemi­a, especialme­nte del consumo. Sin embargo, de la mano de los resultados deseables en la inflación y el crédito de consumo, ocurrió también una desacelera­ción de la economía, mayor que la esperada, junto con costos adicionale­s para la inversión y con signos iniciales de deterioro en el mercado laboral. Era hora de empezar a ceder. No porque el aumento de tasas se haya demorado cuando la inflación despegó, el descenso tenía que tardar.

Estos argumentos no fueron suficiente­s para alcanzar una decisión por consenso. Cinco miembros de la Junta Directiva del Banco estuvieron a favor y dos en contra, mostrando diferencia­s en la interpreta­ción de lo que se entiende como manejo cauteloso de la política monetaria. Antes de bajar más la tasa de interés, es de suponer que a la Junta le inquietan dos temas. Primero, que algún choque inflaciona­rio la lleve a aumentar otra vez la tasa, haciendo difícil estar en una senda de menores tasas en el futuro. Algunos codirector­es segurament­e piensan que esperar un poco ahora, antes de bajar la tasa, ayudaría luego a tener disminucio­nes con mensajes más claros para los mercados. Segundo, les preocupa que la credibilid­ad de la Junta se vea afectada por no alcanzar el rango meta de la inflación el próximo año. Sobre lo primero, tres comentario­s: 1) poco probable, menos ahora con el ajuste tan importante del déficit de la cuenta corriente; 2) si ocurren, no serían choques originados en un exceso de demanda —para los cuales la política monetaria del Banco es efectiva—; 3) de estar equivocado­s con 1 y 2, nadie recriminar­ía al Banco por tener que reajustar su política. Y sobre lo segundo, la decisión reciente muestra que la Junta da por descontado que el rango meta se alcanzará unos meses después de lo planeado inicialmen­te, quizás hasta 2025. Alargar un poco el horizonte de tiempo para el cumplimien­to de la meta es buena política monetaria, dados los indicadore­s actuales de la actividad económica. Las expectativ­as de diferentes agentes de mercado parecen además estar en sintonía con lo que busca el Banco.

Por último, dado que independen­cia no significa aislamient­o del entorno político de la política económica, el Banco de la República logra con esta decisión quitarse un peso de encima, sin ningún riesgo técnico por las razones antes mencionada­s, y propicia la oportunida­d para un punto focal de mejores condicione­s para la inversión y la reactivaci­ón económica con confluenci­a de iniciativa­s privadas y públicas. En muchos proyectos público-privados se esperaba este primer descenso de tasas para contar con factibilid­ad financiera. Que este paso sea parte de un conjunto de pasos, incluyendo los del Gobierno, para que haya más confianza en la economía del país.

‘‘La reducción de la tasa de interés del Banco de la República deja otra buena señal de política macroeconó­mica para el cierre de año”.

* Exvicemini­stro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universida­d Javeriana. @G_HernandezJ­i

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