Preocupación en la UNSAM por la partida de científicos al exterior
El decano de la Escuela IDAES reclama financiamiento para la investigación y advierte una “fuga de cerebros”.
“Le escribimos con respeto y profunda preocupación. Observamos cómo el sistema argentino de ciencia y tecnología se acerca a un peligroso precipicio y nos desalientan las consecuencias que esta situación podría tener tanto para el pueblo argentino como para el mundo”. Así comienza la carta que presentaron al Poder Ejecutivo Nacional 68 científicos ganadores del
Premio Nobel que escribieron contra el ajuste que sufre la ciencia.
Tras asumir, Javier Milei eliminó el Ministerio de Ciencia y lo redujo a una Secretaría conducida por Alejandro Cosentino, licenciado en Administración de Empresas sin experiencia en el campo científico. En el caso del Conicet, se encuentra bajo el mando del veterinario y experto en clonación de animales, Daniel Salamone. “Vemos con preocupación la eliminación del Ministerio de Ciencia y
Tecnología, el despido de empleados administrativos del CONICET y otros institutos en todo el país, y la terminación anticipada de muchos contratos”, continúa la carta.
La inversión en esta cartera disminuyó un 30,4% real durante la actual gestión libertaria, pasando de representar el 0,302% del PBI en 2023 a 0,208% este año. Hay organismos que, como el caso de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología y las universidades nacionales, sufrieron recortes de más del 90% según datos publicados por la Facultad de Exactas y Naturales.
Ariel Wilkis, investigador del Conicet y decano de la Escuela IDAES de la Universidad de San Martín, habló con Clarín y expresó que “este proceso empezó, drásticamente, a partir del 10 de diciembre cuando se corta el financiamiento de proyectos, caen los salarios y se frena la continuidad y la incorporación de nuevos investigadores al sistema universitario”.
Wilkis advirtió que la caída de las becas posdoctorales tiene un gran impacto en el largo plazo porque se interrumpen los equipos de investigación y esto afecta la vida institucional. académica y científica de la UNSAM.
Distintos científicos y profesionales de la ciencia advierten que de profundizar el ajuste, existe el riesgo de “fuga de cerebros”. “Hay casos de investigadores que volvieron a la Argentina gracias al programa Raíces que se implementó en 2008 y ahora retornan a los países de donde habían sido repatriados”, contó el decano.
Asegura que “hay muchos jóvenes investigadores que hicieron su carrera en Argentina, que desarrollaron un doctorado al que dedicaron entre 5 y 7 años y que ahora han interrumpido la posibilidad de continuar en la carrera de investigador en nuestro país”. Existe una dinámica de mucha movilidad de investigadores que se van para pasar en cuatrimestre o un semestre a otro país en búsqueda de financiamiento que le permita complementar el que tienen en la Argentina. Esto es una pérdida enorme para un país que dependerá en un futuro de la importación de ciencia y tecnología por dejar de de priorizar el desarrollo nacional.
En el caso del sistema científico de la UNSAM, Wilkis explica que está apoyado en la nación y en otras instituciones como el CONICET y la Agencia de Promoción Científica. Esto no solo está teniendo impacto en las carreras individuales de los investigadores sino también en la formación universitaria.
“Lo que estamos viviendo erosiona la apreciación moral que tiene la sociedad en relación a la palabra investigación”. El rol de la investigación es central para el desarrollo del país. El relato oficialista “pega fuerte en el ánimo de los investigadores”. Hay un “desaliento” provocado por la disminución de becas: pasaron de 1.300 en 2023 a 600 asignadas para 2024.
Con esta política corren riesgo las inversiones vigentes que articulan ambas formas de financiamiento, como es el caso del trigo tolerante a la sequía desarrollado por una alianza entre el Conicet, Bioceres y la Universidad Nacional del Litoral. Estados Unidos aprobó la utilización de esta tecnología HB4® tolerante a la sequía, considerada única a nivel mundial, desarrollada a partir de esta articulación. Para continuar con este proyecto, multinacionales como Bioceres deberán recurrir a sostener ellos mismos el financiamiento. "Si no lo hacen se paralizarán, que es lo que va a ocurrir en la mayoría porque las ciencias experimentales no tienen la lógica de beneficio inmediato que tienen las empresas argentinas", declaró Nuria Giniger, investigadora y referente de ATE CONICET Verde y Blanca ante el medio El Cronista.
Para Wilkis, el sistema científico argentino tuvo un desarrollo y una maduración importante en los últimos 20 años: “Tuvo un lugar central en la sociedad por su rol social como actor público y el actual ciclo político lo viene a poner en cuestionamiento tanto en términos de financiamiento como en términos de utilidad pública de la existencia de un sistema científico”. El panorama empeora para el 2025: según el presupuesto presentado por el presidente Milei con el déficit fiscal como eje de todos los males, el ajuste en educación y ciencia podría ser aún mayor que el de este año.