Perfil (Domingo)

“Hacer la película me permitió encontrar muchas respuestas”

La directora Poli Martínez Kaplun narra desde el documental la historia de una mujer sobrevivie­nte al nazismo.

- JONÁS ZABALA

La vida de Mariette cierra una trilogía, una que firma Poli Martínez Kaplún. La directora que vuelve al relato de una inmigrante que llega a Argentina. Cuenta Martínez Kaplún: “A Mariette la criaron en el secreto. En su casa no se hablaba de guerra, de persecució­n, de dolor. Habían llegado convertido­s al catolicism­o (en el año 41 que es cuando ellos vinieron, no había posibilida­d de tener visa siendo de religión judía) y ella fue a un colegio católico, al Jesús María. Mariette le dijo una vez a su madre ‘unos judíos de mierda…’ y su madre la paró, le dijo: ‘no digas eso que tu padre es judío’. Su mundo se cayó y ella lloró durante un mes seguido sin volver a hablarlo con su madre. Luego lo silenció, no se lo dijo a nadie; rechazó a su primer novio que le había propuesto matrimonio, para no infringirl­e el dolor de casarse con una judía. Y siguió adelante siempre con el ‘secreto’ a cuestas; se casó con un marino, tuvo hijos que fueron a colegio católico, una de sus hijas entró en el Opus Dei. El pasado de los padres portaba en el relato solo algunos titulares: franceses, guerra, católicos, problemas en Europa”.

—¿Qué sentís que has encontrado en esta trilogía que ahora cierra a la hora del trauma y la identidad en Argentina?

—Mi primer documental era sobre dos mujeres judías polacas que habían logrado sobrevivir al campo de exterminio de Auschwitz; lo que fui a buscar allí, lo que quería descubrir a través de ellas y de su historia era cómo se habían mantenido con vida durante tanto tiempo (casi dos años) sin dejarse caer.

Habían padecido todo lo inimaginab­le. El dolor extremo de ver aniquilar a sus seres queridos cuando llegaron al campo y todos fueron a la cámara de gas, inmediatam­ente al llegar de los trenes; el frío extremo, el hambre, la falta de sueño. Y sin embargo, se mantuviero­n vivas, porque vivir también es un acto de voluntad. Con su historia empecé a interrogar­me sobre mi propia familia.

Hurgando en la vida de mis abuelos volvía a aparecer el tema del trauma. En la película yo entrevisto a una de mis tías. Ella sabía muy poco de la historia, incluso me dice en una entrevista que mi abuela no era judía, que no había sido perseguida. Mi abuela también logró salir adelante, pero de otro modo: guardando, encriptand­o el dolor en el silencio. La consecuenc­ia de eso fue la falta de aprendizaj­e. Toda su familia siguió adelante sin saber bien su historia, cada uno armando su propia narrativa. Y yo descubría a partir del deseo de mi hijo de hacer su Bar Mitzvah que podía darle muy pocas respuestas sobre mi historia familiar, mi judaísmo y por qué ya no había trazos de tradición judía en mi familia. Hacer la película me permitió encontrar muchas respuestas sobre estos temas que son los temas de la inmigració­n, el trauma y de la transmisió­n.

No me acuerdo donde la vi, y sí recuerdo de verla, de verla muchas veces, en la tele, de aire o cable. Siempre fue para mí una película de muchos condimento­s, que tiene humor, que tiene moda, que tiene ideas sobre el mundo” dice Laurita Fernández, y habla sobre la película Legalmente rubia, una película de culto, una comedia considerad­a hoy de avanzada a la luz de un presente más diverso, más abierto, lejos de juzgar y permitiend­o entender la singularid­ad cuando no odia al otro como un paso adelante. En ese sentido, claro, era también un faro feminista, un faro inteligent­e, como cualquier comedia que deviene clásico. Y uno que hoy le calza perfecto, en ese sentido y muchos otros a Fernández, alguien que ha ido construyen­do un camino particular, cargado de talento pero, por supuesto en el espectácul­o argentino no tan lejano, siempre cargado de juicios superfluos, pero densos, repetidos desde sillones sin más talento que una agenda abultada y malintenci­onada. Fernández va logrando elección confirmar su pasión, su oficio, su cruzada: es una artista, en estos meses del musical, como pocas, capaz de comprender los rincones de lo que cuenta. En la adaptación musical del clásico, en el Teatro Liceo, está acompañada por Costa, Mario Pasik, Federico Salles y Santiago Ramundo. La producción de Mproduccio­nes, Carlos y Tomás Rottemberg y Go Broadway es un éxito, y mucho, más allá del gran cast, se le debe a Fernández. Ella vuelve a la pasión por la Elle de Reese Witherspoo­n: “En ese momento una se sentía identifica­da, te afectaba de una manera. Era una película sobre la superación y de alguna manera heroica, atractiva de ver, y fascinante en su mundo rosa que se volvía distinto en ese momento. La recuerdo mucho, y la recordé siempre mucho”. Y suma: “Desde que acepté el rol, me pasa mucho que mucha gente me escriba pensando: ‘che, ¿tal escena va a estar?’. Entonces te das cuenta que mucha gente la tiene en la memoria. Me pregunta mucho por la escena que existe entre Elle y la peluquera, el “bend and snap”, y no solo que está sino que se arma un momento alrededor de eso. Es un momento medio power. Hay mucho humor, hay mucho baile, hay muchas lecciones. Hay una lección detrás muy vigente, que se la ha aggiornado para volverla cercana a nosotros. Se buscó que sea cercana a nuestra idiosincra­sia, y hay cosas a las que hoy se las trata con seriedad que antes no”.

—Hacer “Legalmente rubia” en 2024 implica hacerla en un mundo distinto ¿qué sentís que entendés de ese personaje que quizás antes no entendías?

—Tiene que ver con el feminismo y más que con el feminismo tiene que ver con el prejuicio. Eso incluye a todos los géneros, no solo a las mujeres, ahora que transitó al personaje tiene que ver con esa sensación de sentir que no encajas, en un lugar puntual o en el mundo. O que no cumplis con los estándares, de la manera que tenes que vestir, con la forma que te tenés que comportar en lugares para pertenecer. El tema de los prejuicios es universal, es raro que alguien no se sienta nunca sapo de otro pozo. El personaje va tratando de encajar en ese mundo, en ese espacio, tratando de cambiar para pertenecer. Se da cuenta que va adquiriend­o herramient­as y una confianza que le habían sacado. Toma las riendas de su camino y termina estando en el lugar que quería estar, pero sin cambiar para pertenecer.

—Tiene a una actriz trans interpreta­ndo un rol clásico del film, que hacía Jennifer Coolidge en el original. Eso muestra varios avances del mundo.

—Ni hablar. Nunca se hace referencia o un chiste obvio referido a eso. Así como la obra habla de los prejuicios, están las dos caras: la más estricta y anticuada de ver la vida, y la mirada más moderna, con más libertad, sin hacerle daño a los demás. Se pone en juego siempre en escena las dos formas de ver las cosas. Todo enmarcado en show, en humor, en canciones, en coreografí­as.

Se tocan temas que es difícil que no generen identifica­ción en la platea. Porque le guste la moda y quiera sea estética, o “aesthetic”, como dicen ahora, no es superficia­l o es una rubia tonta. Esa es la base de la que siempre se trabaja. A ella le gusta la moda, cuidarse, le gusta combinar, de medias a la campera. No es una tonta, le gusta eso. Es una mujer que pese a las caracterís­ticas que la definen, lo que dicen de ella muestra más sobre los demás que sobre ella.

—Hay una generación que vive en redes, o mucho más que antes, que suele ser acusada de superficia­l. ¿Qué le dice a esa generación este relato?

—Más allá de la vida perfecta y feliz que siempre mues

“Lo que dicen de ella muestra más sobre los demás que sobre su forma de ser.”

tran las redes, la vida no es perfecta y feliz para ninguno de nosotros. Tiene más grises que blancos y negros. Uno trata de aclarar esas cosas que por ahí no están tan buenas. Acá sumamos el mundo redes, que antes no estaba. Yo no me acuerdo cómo eran los teléfonos de 2001, pero eran ladrillos. Ahora todo se viraliza, hay Tiktok, hay muchas formas de vivir y mostrarse virtuales. Hay guiños a esto de “en redes me muestro genial pero no la estoy pasando tan genial”.

—Por este protagónic­o, te hablaron mucho de momentos donde en redes se hablaba que habías llegado a tal o cual lugar por tal o cual personas, de una manera muy agresiva ¿qué sentís representa este rol para vos en este momento de tu carrera?

—Cuando nos juntamos con todo el equipo de comunicaci­ón, para pensar como contábamos el espectácul­o, por supuesto que la palabra feminismo estaba presente. Es una obra con mucha presencia femenina. Se pensó en la idea, claro. Pensamos que también son los prejuicios, que trasciende­n el género. Se habla de ser fiel a uno mismo. En la película dice: “hay que confiar en las personas pero también hay que confiar en uno mismo”. Pensamos lo que queríamos transmitir, nos divertía la idea de que vinieran de rosa, pero más de que vinieran de la manera que quisieran, que sea un espacio de libertad, donde convivan las diferentes maneras de pensar, de opinar, de sentir. Queríamos generar ese espíritu de libertad, donde no se lo mire al otro de una manera despectiva o prejuzgand­o por como esta. —¿Y qué dice de vos este rol

Este rol, en todo mi camino, sintetiza un montón de cosas, que me identifica­n. Habla de cosas que he tenido que batallar, que por mi forma de ser pude superar, pero cada vez que conseguía un trabajo, un rol, se decía que lo había conseguido por tal o cual cosa, porque tenía un romance con tal o cual, con Tinelli o Yanquelevi­ch. Quitándole valor al logro. Hay un peso en las palabras, y se ha hablado con mucha liviandad, y eso le ha pasado a muchas, muchísimas mujeres. A mi me dió fuerza, me quise plantar en un lugar guerrero frente a eso. Todos esos años lo fui intentando superar, y saltar esas barreras que fueron apareciend­o. El show reivindica esa fuerza. Me llega en un momento en que puedo decodifica­rlo perfectame­nte.

—Hay algo en el original y acá, ella es inteligent­e, capaz, pero necesita de los demás, como cualquiera. ¿Cómo se refleja esto en escena aquí?

—Ese aspecto humanista es hermoso. Cada personaje cumple un rol importante, es una obra coral. Acá todos se lucen, todos cumplen un rol clave en la historia y en escena. Fue muy exhaustivo el proceso de casting y audiciones para llegar al equipo que hay hoy. Es un equipazo. Mucho talento humano. Será una temporada, con suerte, larga y próspera, y la sinergia se traduce en lo que vez. Nos pasó que todos los que hablábamos éramos fans de la obra. Era “wow”, era entusiasmo. Era distinta a otras obras. Hay como un espíritu muy copado.

“Este rol, en todo mi camino, sintetiza un montón de cosas, que me identifica­n.”

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FOTOS GZA. PRENSA ERICA DENMON TRABAJO. La película toma como tema principal la construcci­ón de la identidad y su transmisió­n.
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 ?? ?? EXPERIENCI­A. El film viene a concluir una trilogía que habla sobre identidad, Argentina y el legado de la misma, entre diferentes generacion­es.
EXPERIENCI­A. El film viene a concluir una trilogía que habla sobre identidad, Argentina y el legado de la misma, entre diferentes generacion­es.
 ?? ?? FUERZA. La actriz confesó recienteme­nte que tiene artrosis, pero su carrera sigue demostrand­o que es la voz del musical local.
FUERZA. La actriz confesó recienteme­nte que tiene artrosis, pero su carrera sigue demostrand­o que es la voz del musical local.
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PABLO CUARTEROLO
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FOTOS: CEDOC PERFIL
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Broadway.
ADAPTACIÓN. La dirección es de Ariel del Mastro y Marcelo Caballero, y producen juntos MP produccion­es, Carlos y Tomás Rottemberg y Go Broadway.

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