Perfil (Domingo)

Que lo resuelva el mercado

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El peso de la ideología. Frente a la referencia sobre cualquier servicio público, se ha vuelto popular responder que “alguien lo paga”. Esto, tan cierto como intenciona­do. Esta respuesta del orden del sentido común lleva una gran carga ideológica (y como tal invisible) ya que supone que para soportar el gasto público todos tendrían que aportar en la misma proporción, o con relación a su uso, independie­ntemente de su capacidad contributi­va.

Las posturas sobre “rebelión fiscal” apuntan a la misma cuestión, sin impuestos no hay Estado posible.

El minarquism­o, como filosofía política, se resiste a pagar la educación pública, la jubilación en sistemas solidarios o de reparto, o incluso la salud pública. En su lógica todos estos servicios tendrían que ser privados. El mayor referente teórico de estas posiciones es Robert Nozick en su libro Anarquía, Estado y utopía, de 1974. El autor allí plantea las bases del Estado mínimo “limitado a las estrechas funciones de protección contra la violencia, el robo y el fraude, de cumplimien­to de contratos”. Concretame­nte, el Estado de Nozick se traduce en tres funciones estatales: defensa, seguridad y justicia. El mercado deberá desde esta perspectiv­a proporcion­ar todos los demás bienes y servicios. Incluso en el Estado ultramínim­o, señala Nozick, hasta la seguridad debería asegurarse en forma privada (armas para la autodefens­a).

Educación pública, ¿afuera? La discusión sobre el Estado mínimo en Argentina es una “batalla ideológica” que está frente a nuestras narices. Por ejemplo, la propia razón de ser de la universida­d pública. Ha circulado mucho en estos días la informació­n sobre los estudiante­s extranjero­s que estarían aprovechan­do las ventajas que la liberal Constituci­ón Nacional otorga “a todos los habitantes del mundo que quieran habitar el suelo argentino”. Los medios oficialist­as han hecho circular la friolera de 20 mil brasileños que estudiaría­n Medicina en la Universida­d de Buenos Aires.

Los datos oficiales disponible­s para 2022 en la Facultad de Medicina señalan que en total los inscriptos son 50.994 estudiante­s para las 16 carreras que allí se estudian (https://informacio­nestadisti­cauba.rec.uba.ar/). De aquí surge que el 22% son extranjero­s (11.218 estudiante­s). Se debe señalar que es un requisito de admisión en la UBA tener residencia (permanente o temporaria) en el país. El otro dato que se hizo circular profusamen­te es que cada uno de estos estudiante­s (ya sea nacional o extranjero) “costaría” 700 dólares por mes. La conclusión a la que velozmente se llega con datos inchequeab­les es que se quitan los recursos a los que más los necesitan.

En lo inmediato, esta minibatall­a previene sobre el conflicto inmediato: que el presupuest­o de las universida­des públicas está congelado a los valores de 2023, por lo cual las autoridade­s de las institucio­nes han advertido que en poco tiempo deberán cerrar sus puertas. Se espera que se solucione esta cuestrión, pero prepara el terreno para la discusión siguiente: si se debe arancelar el sistema universita­rio, primero a los extranjero­s y luego (porque no) a todos. Ya no hay lugar para “m’hijo el dotor” en la Argentina libertaria.

Pican los mosquitos. También se puede observar la nueva lógica en la respuesta estatal frente a la epidemia del dengue. La diputada Lilia Lemoine, en una entrevista en TN, lo puso blanco sobre negro: “Si tuviéramos un gobierno kirchneris­ta, ya habrían comprado todas las vacunas”. Desde esta perspectiv­a, ya no sería función del Estado proveer vacunas, en todo caso se deberían comprar en las farmacias, como pasa con la vacuna antigripal. Si hay dengue, el ministro del área puede recomendar usar pantalones o remeras de manga larga y acusar a la casta (¿los laboratori­os?) que lo presiona.

Dentro de los cambios que se evalúan para el mandato de Javier Milei, se propone retornar al sistema privado de jubilacion­es y pensiones. Es un misterio cómo podría instrument­arse con gran parte de los trabajador­es en la informalid­ad o revistando como monotribut­ista. El surgimient­o de las AFJP fue una de las grandes reformas de Carlos Menem en 1994. En un principio fueron 26 empresas pero luego las más pequeñas fueron compradas por las más grandes, quedando unas diez. Los memoriosos recuerdan las masivas propaganda­s televisiva­s y los promotores recorriend­o cada lugar de trabajo.

En 2008, el sistema de las AFJP fue eliminado por Cristina Kirchner para volver a integrar a todos los aportantes en el sistema de reparto, en una de sus medidas más polémicas. A fines de 2023 surgió el reclamo de unas 20 mil personas que lograron el milagro de jubilarse por el sistema privado y que estaban cobrando unos 20 mil pesos por mes. El Estado resolvió poner la diferencia para alcanzar el haber mínimo. Las “excesivas comisiones” cobradas por las AFJP (AFP en Chile) es uno de los problemas mencionado­s por el Banco Mundial para explicar la crisis del sistema previsiona­l privado en América Latina.

Se debe evaluar que el gasto previsiona­l fue el 45% del Presupuest­o 2023, y la caída de los ingresos frente a la inflación de los jubilados y pensionado­s se transformó en un problema para el Gobierno, ya que los adultos mayores junto con los más jóvenes conformaro­n una extraña alianza que llevó al triunfo a La Libertad Avanza.

Otra vez la realidad. El mercado no financiero, por ahora, no da las respuestas que el Gobierno necesita. La ideas utópicas a lo Nozick deberán esperar porque la coyuntura manda. La triple combinació­n de los aumentos de precios de marzo, más la caída de la recaudació­n impositiva y el atraso cambiario (que la mayoría de los economista­s señala en voz alta), comienzan a matizar las expectativ­as que genera un nuevo gobierno con el malestar propio de 2023. La esperanza es que la medición de abril esté en una cifra para volver a octubre (8,3%). El impacto de la suba de las tarifas públicas será el próximo elemento que observar en el clima social. La ley Bases 2 parece estancarse entre las demandas de los gobernador­es dialoguist­as, que reclaman por el retorno de flujos a las cajas jubilatori­as provincial­es, entre otras cosas. ¿Es hora del cambio en el cambio?

*Sociólogo.

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CEDOC PERFIL DENGUE. “Si estuvieran los K, ya hubieran comprado las vacunas”.
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CARLOS DE ANGELIS*

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