Diccionario de autores latinoamericanos, de César Aira
Si Borges fue, en palabras de Piglia, el lector absoluto, Aira parece no quedarse atrás. Las más de dos mil entradas de este desmesurado diccionario hoy reeditado a treinta años de su primera publicación lo confirman.
Y si el nuevo Atlas… es un trabajo de selección y colectivo, Aira nos advierte del carácter personal y doméstico de su obra que, como un aparato de lectura (esos mecanismos tan caros a su poética), se fue construyendo por acumulación y que tiene como propósito guiar a los lectores por el camino del descubrimiento de pequeños tesoros, transitado por él a lo largo de su vida. Listas sábana de escritores en algunos casos, nombres desconocidos por la crítica especializada en todos, cada entrada exhibe un conocimiento profundo de la obra completa de su autor, aunque él insista, como en un chiste aireano, que “no tiene aspiraciones de exhaustivo ni sistemático”. Muchas son las diferencias entre estos dos trabajos: el Diccionario..., en su afán de no plantearse como un espacio de debate y lejos de las posturas beligerantes propias de la vanguardia, ha limitado la entrada a los escritores nacidos antes del año 1940, por lo que quedó a salvo de la ira de sus contemporáneos y en sintonía con su eterna posición distante del mundillo literario, lo que, paradójicamente, lo ubica cada vez más en un lugar central, cosa que su periódica nominación al Premio Nobel así lo demuestra. Y la diferencia más evidente, la extensión, quizá nos hable, además de la voracidad lectora de su autor, de un cambio de paradigma en la lectura, donde la imagen viene imponiéndose a unos textos cada vez m más reducidos.
No es casual que Susana Zanetti sea la destinataria de su agradecimiento por el préstamo de aquellos libros que le permitieron descubrir esa cantidad impensable de autores, por ser la iniciadora en la pasión de Aira por la literatura de este continente, tanto como lo fue para sus a alumnos de la Universid dad de Buenos Aires.