El Rojo no nos acostumbró a perder los clásicos
Cuando tu viejo te hace hincha del mismo club que él y te lleva a la cancha por primera vez no te explica cómo superar una derrota en un clásico. Después la vida hace que vivas muchas derrotas, pero tampoco alcanza. Hasta que tomás conciencia de que no hay fórmulas que se puedan aplicar para aceptar lo inevitable, para tomar de un modo racional el resultado de un partido de fútbol.
A veces tratás de convencerte de que no tiene demasiado sentido poner en juego tu estado de ánimo en los noventa minutos que dura un partido, que las cosas verdaderamente importantes pasan por otro lugar, que hay otras prioridades. Hasta que llega la fecha. Entonces empezás a mirar cómo están ellos, si le expulsaron a ese delantero que la viene rompiendo o si se lesionó alguno de los defensores. La previa es pura ansiedad. Y el día del partido todo se reconfigura.
Perder con Racing tiene otro condimento: no estamos acostumbrados. El próximo mes se van a cumplir 50 años del partido en que Independiente dio vuelta el historial. Fue un 4-1 con tres goles del Bocha. Desde entonces, en Avellaneda todo fue rojo. La paternidad llegó a sumar 23 partidos, una diferencia irremontable. Hasta el equipo que descendió en 2013 se dio el lujo de ganarles. Eso: Independiente nos acostumbró a otra cosa.
Entonces, cuando ves que Racing
No hay fórmulas que se puedan aplicar para aceptar lo inevitable
viene al Libertadores de América-ricardo Bochini y se lleva tres puntos que mereció, la desazón es intolerable. Empezás a buscar explicaciones en los cambios, en algún error menor del árbitro, en qué hubiera pasado si entraba esa del primer tiempo.
Pero nada te consuela, por supuesto. Ni siquiera lo bien que el equipo jugó la primera media hora, con presión, actitud y hambre de clásico. Y no hay consuelo, porque también fuiste testigo de cómo se fue desinflando y, sobre todo, de la manera en que terminó, con pelotazos divididos a todos los delanteros que hizo entrar Tevez.
Ahora es el momento de los mensajes de wasap, de las gastadas que te mandan tus amigos de la Academia, de tu foto con gesto de velorio que te sacó un examigo y la hizo circular por grupos en los que vos estás.
Por un momento agradecés que la AFA haya inventado esta fecha con todos los clásicos para que tu derrota pase más desapercibida. ¡Atención, ya arranca Huracán-san Lorenzo! ¡Ojo que mañana es el superclásico! Pero te das cuenta de que no funciona ni como placebo, que el operativo distracción no te engaña.
Perdimos con Racing en nuestra cancha. No hay consuelo ni explicación. Qué razón tenía Jorge Valdano cuando sentenció que el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes.