ROMA-PARÍS
Me gustaría, pero sé que no puedo tener una Buenos Aires similar a Roma o a París, aunque en su momento la han llamado la París de América. Fue cuando aún los sucesivos gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires no permitían las demoliciones perversas que se fueron autorizando. No me voy a referir a toda la Ciudad, dado que no la conozco lo suficiente. Me circunscribo a mi barrio natal. Nací en la maternidad del Hospital Rivadavia, donde hasta 1945 acudían todas las clases sociales. Viví, hasta que me casé, a media cuadra, en la calle Tagle entre Avda. Las Heras y Vicente López, hoy León Pagano. En la esquina de Tagle y Avda. Alvear, hoy Libertador, estaba la residencia de la familia Saint, dueños de chocolates Águila. Una construcción estilo francés donde se han filmado varios filmes de los años 40. Se demolió para construir un adefesio de departamentos. Al lado, sobre la avenida estaba la mansión de la familia Torello, hermosa, para enseñarles a los turistas, se demolió. En la esquina de la calle Austria, un edificio antiguo con oficinas de la ex OSN, se demolió. Y el pecado de la Revolución Libertadora, a la que apoyé porque soy más gorila que King Kong, fue demoler la residencia presidencial que originalmente fue el Palacio Unzué construido en 1887. Una edificación maravillosa, especial para mostrarla a los turistas, y en su lugar edificaron el adefesio de la Biblioteca Nacional diseñado por Clorindo Testa. A cien metros de allí se perpetraron otros crímenes de lesa edificación. En la esquina de Tagle y la Avda. Centenario, hoy Avda. Figueroa Alcorta, en el predio donde, a pesar de estar prohibido los pibes del “rioba” jugábamos fútbol contra los chicos de Barrio Parque, construyeron el edificio de ATC y en diagonal, en la Plaza de La Montañita, donde jugábamos “al vigi y ladrón” por su tupida vegetación, construyeron la Embajada de Chile. Puedo seguir dando casos de “errores” de los gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires que empobrecieron su acervo cultural.
Dr. José Brunetta josebrunetta@yahoo.com.ar