Perfil (Domingo)

UN FELIZ CAPRICHO

- J.M.D.

—¿Cuánto hay de feliz capricho en el productor de teatro?

—Soy el productor más caprichoso, pero presente, de la calle Corrientes. Hay mucho de feliz capricho, por lo menos en mí. A mí cuando se me pone en la cabeza que quiero hacer una obra, hasta que no la hago, no paro. Muchas veces en este ambiente hay proyectos que no se terminan concretand­o. Desde que arranque, cuando arranque a los 18 como asistente de dirección, llevando café, y hoy tengo 31. El feliz capricho está en querer hacer algo y cumplirlo. Sobre todo con los proyectos. Esto de haber pasado por distintos rubros, del stage manager, del productor ejecutivo, hace que conozca más de cada rubro. Eso lo hace diferente. Me preocupo de la gráfica, de las fotos, de la tipografía, de la escenograf­ía. En cada obra mía yo estuve detrás de cada rubro, de cada detalle. No es solo conseguir un cast, y listo. Me gusta mucho lo que hago y lo hago con pasión. Se van sumando obras y me vuelvo loco, pero ahí esta mi feliz capricho. En no delegar fácilmente. Me gusta estar en cada detalle. —¿Qué te mueve de ver un público en una obra?

—Así como es importante que compone a una obra, sus autores, sus actores, sus directores. Es importante ver lo que quiere ver el público. Hoy quiere reírse y emocionars­e. Yo cuando me siento en la butaca para ver las reacciones del público, que es lo que marca la temporada casi. En el estreno te das cuenta si una obra va a ir bien o no. La reacción del público es un eje fundamenta­l en un espectácul­o. Te puede pasar como productor que una obra te haga reír, pero al público no. Es fundamenta­l esa reacción del público, es donde terminas la obra, donde terminamos la obra. Verlos riendo o llorando. La primera semana de un espectácul­o donde ves las reacciones del público es lo que te dice si hiciste las cosas bien o no. Hoy la gente quiere reírse.

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